jueves, 7 de enero de 2016

La Primera Internacional

La Primera Internacional

¿Qué es?

La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o Primera Internacional de los trabajadores (OIT), fundada en Londres en 1864, agrupó inicialmente a los sindicalistas ingleses, anarquistas y socialistas franceses e italianos republicanos. Sus fines eran la organización política del proletariado en Europa y el resto del mundo, así como un foro para examinar problemas en común y proponer líneas de acción. Colaboraron en ella Karl Marx, Friedrich Engels y Mijaíl Bakunin. Las grandes tensiones, fruto de las diferencias programáticas existentes entre Marx y los partidarios del socialismo científico, y Bakunin y los partidarios del anarquismo colectivista, llevaron a la escisión entre ambos sectores: marxistas y bakuninistas. Considerando los primeros en favor de la formación de una internacional de partidos obreros fuertemente centralizados, con un programa de mínimos basado en la lucha por conquistas sociales y laborales concretas, y uno de máximos basado en la lucha por la revolución social a través de la conquista del poder del Estado. Y los segundos en favor de un modelo revolucionario basado en la organización asociativa-cooperativa (federalismo social) que rechaza el poder centralizado, por ende el monopolio de la violencia. En 1872 el Consejo General de la AIT se traslada desde Londres, donde está ubicado desde sus inicios, a Nueva York, disolviéndose oficialmente en 1876. En 1889 se establece la Segunda Internacional, de corte socialdemócrata, como la sucesora en sus fines políticos, y que durará hasta 1916, y en 1922 aparece la Asociación Internacional de los Trabajadores, organización anarcosindicalista, que pretende recoger el testigo del a la libertaria y que llega hasta la actualidad.



Resumen

El nacimiento de la Asociación Internacional de Trabajadores, en 1864, supuso la revitalización de un socialismo militante y constructivo. Creada por obreros ingleses y franceses, fue la primera gran tentativa de unir a la clase trabajadora en una gran alianza internacional con el objetivo de su emancipación social y económica. Si ese era su fin supremo fue porque entendieron que los trabajadores se mostraban subordinados a la clase propietaria de los medios de producción, lo que desembocaba en la miseria social, la opresión política y el deterioro intelectual. Su estructura, para mantener la autonomía de cada grupo, era federalista y no defendía necesariamente ningún sistema social predefinido, muy al contrario, sus principios políticos evolucionaban con las luchas diarias y tomaban forma a medida que crecía la organización. La afiliación a la Internacional crecía constantemente en aquellos primeros años y se desarrolló una enorme conciencia proletaria internacional convirtiéndose la alianza en una poderosa guía del movimiento socialista obrero. El análisis de Bakunin sobre la Internacional, que puede verse como parte de su concepción filosófica sobre la vida, es que había que apelar a los sufrimientos concretos de los trabajadores para ganarles para la causa, dejando para más tarde las reivindicaciones revolucionarias más generales; partir de los hechos para alcanzar los grandes ideales, no a la inversa. Así, habría que analizar las condiciones de cada industria y las circunstancias concretas de explotación que se producen, buscando de esa manera la solidaridad de los trabajadores en función de los hechos y como base de su organización. La solidaridad entre los explotados, elevada a categoría universal, se perfila como uno de los principios primordiales del anarquismo.



Historia

Hacia mediados del siglo XIX había algunos grupos de anarquistas comunistas en Francia, alrededor del diario L'Humanitaire, el primer órgano del comunismo libertario francés. En 1846-47, algunos ilegalistas fueron condenados por ciertos actos. Tras la revolución de febrero de 1848, el fin de la monarquía y la instauración de la Segunda República Francesa, surge en Toulouse la figura de Anselme Bellegarrigue, quien formó en 1850 en París la «Asociación de libres pensadores», que publicó varios folletos en los que repudiaba el gubernamentalismo francés floreciente apelando a la abstención completa, lo que más tarde se llamó huelga política, como medio para paralizar al gobierno. Autor y editor de Anarchie, Journal de l'Ordre y de Au fait ! Au fait ! Interprétation de l'idée démocratique, Bellegarrigue escribió un precoz Manifeste de l'Anarchie (Manifiesto de la anarquía) en 1850.

La democracia desembocó en el golpe de Estado militar de 1851 y el subsiguiente Segundo Imperio Francés de Napoleón III, lo que provocó una crítica que propugnaba el abandono del parlamento y la legislación directa por el pueblo. El socialismo autoritario de Marx y Engels (quienes publicaron el Manifiesto Comunista en 1848) se enfrentaba al mutualismo proudhoniano, y son en este tiempo importantes las figuras de los anarcocomunistas Eliseo Reclus, Joseph Déjacque y Ernest Coeurderoy

En España, desde la restauración absolutista de 1814, la monarquía y el aparato de poder que la rodeaba fueron combatidos a lo largo de todo el siglo por federalistas como Pi y Margall, que pragmáticamente dejó a un lado sus concepciones sociales para cohesionar el partido federalista, del que era jefe. En las zonas industrializadas, especialmente en Cataluña, se empezaron a difundir desde 1840 las asociaciones de obreros, que continuaron abierta o clandestinamente hasta la revolución de septiembre de 1868 y acabarían en gran parte uniéndose a la Primera Internacional.

Entre los pueblos eslavos debido la opresiva supremacía de la gran Rusia y Polonia la federación se convirtió en un sueño para muchos. Fue entre la nobleza que las ideas humanitarias del siglo XVIII, en imitación de París, encontraron eco. La lectura de Feuerbach fue un espaldarazo para que Bakunin se librara de las concepciones y filosofías absolutas que hasta entonces le dominaron, y su pensamiento se volvió profundamente anarquista y revolucionario. Pero en ausencia de otras figuras libertarias con que colaborar, desde 1846, en París, Bakunin continuó madurando su pensamiento al tiempo que se sumergía en la fraternización de los pueblos eslavos en una utopía federalista.

Antes de la muerte de Proudhon en 1865 el mutualismo proudhoniano estaba en manos de figuras de menor espíritu, y en 1864, durante la preparación de la Internacional, el talento de Marx le ayudó a imponer sus ideas propias en la redacción de los primeros documentos de la sociedad.

Hacia fines de 1863 Bakunin centró su interés en los movimientos sociales que renacían y pretendía obrar sobre las fuerzas democráticas y socialistas por medio de militantes infiltrados. Sus ideas se centraban en la asociación y federación como base de la reconstrucción tras la eliminación del sistema vigente. En 1868 entró en la Internacional, y con sus camaradas se separó de la Liga de la Paz y la Libertad para fundar la «Alianza internacional» que se afiliara e ingresara en la Internacional, donde supuestamente ya estaba infiltrado en lo que se llamaba la «Fraternidad». Se iniciaba así un conflicto entre los partidarios de Bakunin y los de Marx por el control de la organización que acabó con la ruptura de la Internacional en 1872, cuando Marx lanzó sobre Bakunin una acusación fundada en documentos secretos llegados a sus manos, facilitando la expulsión de Bakunin de la Internacional.



La visión de Bakunin del ser humano como un ser social por naturaleza trasladaba la unidad básica de la sociedad del individuo a la comunidad, y la asunción de sus tesis por parte de los proudhonianos durante la Primera Internacional marcó un cambio en el pensamiento anarquista del individualismo al colectivismo. Por otro lado, el conflicto entre el estatismo autoritario de la «dictadura del proletariado», propuesta por Marx, y la inmediata destrucción del estado que defendía Bakunin, acabó propiciando el distanciamiento entre anarquismo y marxismo y la salida de los anarquistas de dicha organización; para el socialismo antiautoritario de Bakunin, «la dictadura del proletariado estaba abocada a convertirse en dictadura sobre el proletariado». El sindicalismo iba extendiéndose entre el movimiento obrero, especialmente en España, sobre todo en Cataluña y Andalucía. Tras la derrota francesa en la Guerra Franco-prusiana, tuvo lugar la Comuna de París en la primavera de 1871, una breve revolución y gobierno popular y federativo, reivindicado tanto por marxistas como por colectivistas

Hacia mediados del siglo XIX había algunos grupos de anarquistas comunistas en Francia, alrededor del diario L'Humanitaire, el primer órgano del comunismo libertario francés. En 1846-47, algunos ilegalistas fueron condenados por ciertos actos. Tras la revolución de febrero de 1848, el fin de la monarquía y la instauración de la Segunda República Francesa, surge en Toulouse la figura de Anselme Bellegarrigue, quien formó en 1850 en París la «Asociación de libres pensadores», que publicó varios folletos en los que repudiaba el gubernamentalismo francés floreciente apelando a la abstención completa, lo que más tarde se llamó huelga política, como medio para paralizar al gobierno. Autor y editor de Anarchie, Journal de l'Ordre y de Au fait ! Au fait ! Interprétation de l'idée démocratique, Bellegarrigue escribió un precoz Manifeste de l'Anarchie (Manifiesto de la anarquía) en 1850.

La democracia desembocó en el golpe de Estado militar de 1851 y el subsiguiente Segundo Imperio Francés de Napoleón III, lo que provocó una crítica que propugnaba el abandono del parlamento y la legislación directa por el pueblo. El socialismo autoritario de Marx y Engels (quienes publicaron el Manifiesto Comunista en 1848) se enfrentaba al mutualismo proudhoniano, y son en este tiempo importantes las figuras de los anarcocomunistas Eliseo Reclus, Joseph Déjacque y Ernest Coeurderoy

En España, desde la restauración absolutista de 1814, la monarquía y el aparato de poder que la rodeaba fueron combatidos a lo largo de todo el siglo por federalistas como Pi y Margall, que pragmáticamente dejó a un lado sus concepciones sociales para cohesionar el partido federalista, del que era jefe. En las zonas industrializadas, especialmente en Cataluña, se empezaron a difundir desde 1840 las asociaciones de obreros, que continuaron abierta o clandestinamente hasta la revolución de septiembre de 1868 y acabarían en gran parte uniéndose a la Primera Internacional.

Entre los pueblos eslavos debido la opresiva supremacía de la gran Rusia y Polonia la federación se convirtió en un sueño para muchos. Fue entre la nobleza que las ideas humanitarias del siglo XVIII, en imitación de París, encontraron eco. La lectura de Feuerbach fue un espaldarazo para que Bakunin se librara de las concepciones y filosofías absolutas que hasta entonces le dominaron, y su pensamiento se volvió profundamente anarquista y revolucionario. Pero en ausencia de otras figuras libertarias con que colaborar, desde 1846, en París, Bakunin continuó madurando su pensamiento al tiempo que se sumergía en la fraternización de los pueblos eslavos en una utopía federalista.

Antes de la muerte de Proudhon en 1865 el mutualismo proudhoniano estaba en manos de figuras de menor espíritu, y en 1864, durante la preparación de la Internacional, el talento de Marx le ayudó a imponer sus ideas propias en la redacción de los primeros documentos de la sociedad.

Hacia fines de 1863 Bakunin centró su interés en los movimientos sociales que renacían y pretendía obrar sobre las fuerzas democráticas y socialistas por medio de militantes infiltrados. Sus ideas se centraban en la asociación y federación como base de la reconstrucción tras la eliminación del sistema vigente. En 1868 entró en la Internacional, y con sus camaradas se separó de la Liga de la Paz y la Libertad para fundar la «Alianza internacional» que se afiliara e ingresara en la Internacional, donde supuestamente ya estaba infiltrado en lo que se llamaba la «Fraternidad». Se iniciaba así un conflicto entre los partidarios de Bakunin y los de Marx por el control de la organización que acabó con la ruptura de la Internacional en 1872, cuando Marx lanzó sobre Bakunin una acusación fundada en documentos secretos llegados a sus manos, facilitando la expulsión de Bakunin de la Internacional.

La visión de Bakunin del ser humano como un ser social por naturaleza trasladaba la unidad básica de la sociedad del individuo a la comunidad, y la asunción de sus tesis por parte de los proudhonianos durante la Primera Internacional marcó un cambio en el pensamiento anarquista del individualismo al colectivismo. Por otro lado, el conflicto entre el estatismo autoritario de la «dictadura del proletariado», propuesta por Marx, y la inmediata destrucción del estado que defendía Bakunin, acabó propiciando el distanciamiento entre anarquismo y marxismo y la salida de los anarquistas de dicha organización; para el socialismo antiautoritario de Bakunin, «la dictadura del proletariado estaba abocada a convertirse en dictadura sobre el proletariado». El sindicalismo iba extendiéndose entre el movimiento obrero, especialmente en España, sobre todo en Cataluña y Andalucía. Tras la derrota francesa en la Guerra Franco-prusiana, tuvo lugar la Comuna de París en la primavera de 1871, una breve revolución y gobierno popular y federativo, reivindicado tanto por marxistas como por colectivistas.



Ruptura entre marxistas y anarquistas
En el V Congreso de la AIT (1872) se produjo la escisión entre marxistas y bakunistas, primera gran separación entre los defensores de los trabajadores. Estos puntos de ruptura se proyectan a lo largo de los años y se distinguen hasta el día de hoy en el debate de estos dos frentes. Los puntos fundamentales del enfrentamiento entre Marx y Bakunin eran los siguientes:

·         Distinta concepción de la A.I.T.: Bakunin pretendía que la Internacional fuera una coordinadora de movimientos social-revolucionarios autónomos y sin órgano de dirección común. Para Marx, en cambio, la I Internacional debía tener una función centralizadora, unificadora y rectora del movimiento obrero.

·         Visión de la Historia: la concepción histórica marxista se basa en el materialismo histórico, que plantea la historia como una una lucha de clases a lo largo de la historia entre propietarios de los medios de producción y no propietarios, entre explotadores y explotados. Esta lucha se ejemplifica a lo largo de la historia en la oposición entre: esclavos y latifundistas en la Antigüedad Clásica, siervos y señores feudales en la Edad Media y proletariado y burguesía en el Capitalismo(en tiempos de Marx). Bakunin centra su atención en el hombre concreto y en su libertad, al que considera capaz de vencer las fuerzas de la historia.

·         Conflicto entre anarquía y dictadura del proletariado: la doctrina marxista postulaba una situación transitoria: la dictadura del proletariado (es decir, un Estado obrero), para Marx el socialismo debía ser consecuencia de un capitalismo bien avanzado y de una clase obrera madura y organizada que bajo la dirección de un partido alcanzaría el triunfo revolucionario. La oposición de Bakunin a toda autoridad o autoritarismo, aunque sea provisional, le lleva a rechazar todo tipo de Estado, inclusive uno gobernado en nombre del proletariado. Creía en la revolución inmediata y espontánea; para llevarla a cabo confiaba en las masas trabajadoras en su conjunto, sin atribuir un papel rector al proletariado industrial. Al igual que Louis Auguste Blanqui defendía la insurrección armada, considerando que todo cambio social no debía ser la conquista del poder sino la destrucción del mismo y de todo estado. Sin embargo, la dictadura del proletariado lleva implícita, para Marx, la idea de reforzamiento provisional del poder del Estado, que irá desapareciendo gradualmente para dejar paso a la sociedad sin clases, la sociedad comunista.

·         Intervención política: la aceptación de los marxistas del juego político (participación electoral) supuso la participación (allí donde era posible) en las elecciones, premisa esta rechazada por Bakunin, que no acepta la participación en el juego político burgués, proponiendo la creación de sindicatos en lugar de partidos políticos. Esto explica en parte la mayor implantación del marxismo en países donde era posible participar en la política y conseguir mejoras en las condiciones de vida de los obreros, mientras que el anarquismo tiene mayor implantación allí donde la participación en la vida política de los trabajadores es imposible.



Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Primera_Internacional

http://proletariosrevolucionarios.blogspot.com/2014/09/la-primera-internacional-y-el-debate_15.html

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXkJBbwhtV5UIfAqGgtgGiiRS7iiXIjgJlB1yhHNtx5JGZLBMf2MQ3qK80o0IZWkE1WsDNvjP_xxCz4Qn27coI1Vr4mjqn5iH2CUsV_By8s4XL-whP-YTY0voAKnAqJs_tJUWQYPizj8DH/s1600/EMANCIP.JPG



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