¿Qué es el Anarcosindicalismo?
¿Qué es?
El anarcosindicalismo es una de las ramas del anarquismo
vinculada al movimiento obrero a través del sindicalismo. Es un método de
organización y de lucha de los trabajadores a través de sindicatos autónomos
del poder político. Es el resultado de la síntesis del anarquismo y la acción
sindical revolucionaria. Se diferencia de otros movimientos anarquistas en que
su ámbito de actuación característico (aunque no exclusivo) es el mundo del
trabajo, complementándose con otras organizaciones de similar ideología para la
consecución de los fines perseguidos; es una corriente de pensamiento que
aparece a finales del siglo XIX y principios del XX.
Su objetivo final es la conquista por parte de los
trabajadores de los medios de producción, para cambiar y reorganizar la
sociedad según los principios federalistas y de democracia directa (es decir,
según los principios del anarquismo), gestionando los propios trabajadores
todas las estructuras políticas y económicas de la sociedad; a este
planteamiento se le conoce como autogestión. De este modo, la meta del
anarcosindicalismo no es únicamente la defensa de los derechos de los
trabajadores dentro de un marco económico capitalista, sino que persigue el
cambio de dicho sistema capitalista por otro denominado comunismo libertario a
través de una revolución; el motivo principal es que los anarcosindicalistas
consideran que la democracia capitalista es un régimen intrínsecamente
perjudicial para los intereses de la clase trabajadora, impidiendo su
emancipación y manteniendo la desigualdad económica que combaten.
El anarcosindicalismo lleva a cabo una unión entre los
objetivos a largo plazo mencionados anteriormente, y las reivindicaciones y
demandas que se plantean de forma cortoplacista en lo local, ya sea en el
ámbito de una empresa o a nivel estatal. De esta forma, una organización
anarcosindicalista puede luchar por mejorar o defender los derechos laborales
sin caer en la defensa del modelo de organización social vigente; para
conseguir esto, se enfatiza el principio anarquista de que los medios y fines
deben ir unidos. Por este motivo, el anarcosindicalismo defiende la acción
directa consistente en el tratamiento de los conflictos laborales entre
empleador y trabajadores, sin que participen terceras personas (como los
jueces) que pudieran obstruir a los trabajadores. No obstante, hay que aclarar
que por diversos motivos no siempre se pone en práctica este principio.
Internamente, el anarcosindicalismo promueve que los
sindicatos se organicen basándose en los principios anarquistas del
asamblearismo, federalismo, apoyo mutuo einternacionalismo. Una organización
sindical organizada de esta forma es en sí misma un embrión del sistema
político-económico al que aspira el anarcosindicalismo. Además, se rechaza la participación
en todas aquellas estructuras políticas y sociales que no sean afines al
asamblearismo, promoviendo alternativas horizontales a las mismas. Otros
principios básicos son el antiestatismo y la autogestión. En esta última se
suele poner mucho énfasis, para garantizar la independencia del sindicato
frente a poderes externos que pudieran perjudicarlo. De ahí que se suelan
rechazar las subvenciones estatales o de empresas privadas, manteniéndose
únicamente mediante sus propios medios.
Dentro del anarcosindicalismo, cada organización adopta con
mayor o menor firmeza los principios básicos del mismo, existiendo algunas que
los tratan con mayor flexibilidad por diversos motivos. Es por esto que existen
serias diferencias entre unos y otros partidarios del anarcosindicalismo, según
la importancia que se le da a la aplicación de dichos principios. Por ejemplo,
en España la Confederación General del Trabajo o CGT es una federación de
sindicatos que se considera anarcosindicalista y que aplica buena parte de los
principios del anarcosindicalismo (federalismo, asamblearismo, apoyo mutuo,
etc.) pero recibe subvenciones del Estado y participa en las elecciones
sindicales, motivo por el cual ciertos colectivos consideran que no se le puede
calificar de organización anarcosindicalista.
Sus características:
- La intención de agrupar al mundo del trabajo para la
defensa de sus interes inmediatos, y obtener mejoras en su calidad de vida.
Para ello forma sindicatos.
- La creación de una estructura en la que la que no hay
dirigentes ni poder ejecutivo.
- El deseo de transformación radical de la sociedad,
transformación a la que se llega por medio de la Revolución Social. Sin
finalidad transformadora no existe el anarcosindicalismo.
- Otro nombre que recibe el anarcosindicalismo, es el de
sindicalismo revolucionario.
Historia:
Deriva de los postulados originales de la Primera
Internacional, tomando el sindicato como el medio de lucha de la clase obrera.
Ha tenido un papel importante en Argentina, Italia, Estados Unidos, Uruguay,
Francia, Rusia, Corea y España, lugar este último donde tuvo una gran
importancia en la Revolución Española de 1936. Actualmente, el
anarcosindicalismo tiene un carácter minoritario aunque siempre potencialmente significativo
y extendido por los cinco continentes, siendo la organización que más lo
impulsa la AIT, organización fundada en Berlín en 1922 y que pretende ser la
continuadora de la Primera Internacional.
La teoría sindicalista se desarrolló en Francia como un
unionismo sindical revolucionario, que giraba alrededor de la guerra de clases,
y que a base de huelgas, boicots, sabotaje y, donde fuese necesario, violencia
personal, luchaba por mejores condiciones y preparar a los trabajadores para la
huelga general revolucionaria que finalmente acabaría con el capitalismo.
Desconfiaban de los partidos políticos, y veían que la emancipación de la clase
trabajadora debía ser alcanzada por la propia clase trabajadora y sus propias
instituciones. Tanto Proudhon como Bakunin y Kropotkin coincidían en que la
revolución anarquista debería ser espontánea y fluir «de abajo arriba», y no
estar sujeta a ningún tipo de liderazgo susceptible de evolucionar en un nuevo
gobierno. Enfrentados a la represión continua, algunos anarquistas adoptaron la
estrategia sindicalista para despertar el espíritu revolucionario; Los
anarcosindicalistas contemplaban el movimiento sindical al mismo tiempo como un
medio para organizar al proletariado para la revolución, y un armazón alrededor
del cual se podía construir la subsiguiente sociedad.
Algunas de las primeras muestras de anarcosindicalismo, si
bien todavía no se le llamaba de esta forma, fueron los movimientos obreros que
tuvieron lugar durante la segunda mitad del siglo XIX en varios países
adoptando principios e ideas anarquistas. Uno de los hechos más conocidos al
respecto fue la famosa huelga por la jornada laboral de ocho horas del 1 de
mayo de 1886 que llevó tres días más tarde a la Revuelta de Haymarket y a la
muerte de los llamados mártires de Chicago (1886-87), escalera de
acontecimientos que dio origen a la actual celebración del 1 de mayo como Día
Internacional de los Trabajadores. Sería más adelante cuando se daría el paso
definitivo de enlazar, directa e inequívocamente, el sindicalismo y el
anarquismo como una única cosa.
En Francia, puede considerarse a Émile Pouget un antecedente
del anarcosindicalismo desde la década de 1880, así como lo fue también en la
siguiente década el periodista Fernand Pelloutier, líder de la Federación de
Bolsas de Trabajo, una federación de grupos sindicales que se fusionaron en
1902 con la Confederación General del Trabajo (CGT), fundada en 1895 y que en
aquel momento acogía toda la vida revolucionaria de los sindicatos. Pelloutier
rechazaba el anarquismo individualista y el terrorismo, y en L'Organisation
corporative et l'Anarchie (1896), planteó la asociación voluntaria y libre de
productores como la primera y transitoria forma de la futura sociedad
anarquista. También Paul Delesalle apoyó esta teoría, y Pouget, secretario
adjunto de la CGT de 1901 a 1908, planteaba el mismo concepto «embrionario» del
anarcosindicalismo; en el Congreso de Amiens en 1906 fue presentada la
resolución conocida como la Charte d'Amiens, que planteaba el papel embrionario
de los sindicatos como base de la reconstrucción social, en tanto grupo de
producción y distribución. En la línea del anarquismo sin adjetivos, planteaban
también que la acción económica directa contra la patronal era lo único
importante, y que las distintas tendencias políticas y filosóficas de los trabajadores
podían desarrollarse al margen del sindicato. De ese modo, pretendían impedir
la injerencia ideológica del socialismo en los sindicatos, sin que hubiera por
ello impedimento a que, como trabajadores, pudieran entrar en los mismos.
Kropotkin y Malatesta, que se oponían al ilegalismo y el terrorismo,
aplaudieron esta idea que terminó convirtiéndose en la forma de organización
sindical preferida por casi todas las corrientes anarquistas.
En España, el terrorismo y las acciones individualistas fueron
perdiendo peso en favor del sindicalismo revolucionario a partir de finales del
siglo XIX y principios del siglo XX. La opinión de que la huelga general era la
mejor forma de iniciar la revolución cobraba cada vez más fuerza. En el
congreso anarquista que se celebró en Amsterdam en 1907 salió reforzada la idea
de la participación anarquista en los sindicatos. En 1907 se creó el sindicato
Solidaridad Obrera en Cataluña, y en 1910 se extendió dicho sindicato a toda
España creándose la Confederación Nacional del Trabajo o CNT. Si bien comenzó
siendo pequeña, creció rápidamente debido sobre todo a su actividad durante la
Huelga General en España de 1917. Uno de sus principales logros históricos, que
también es uno de los mayores logros del anarcosindicalismo, fue la jornada
laboral de ocho horas que se logró tras la Huelga de La Canadiense en 1919.
Pocos años después la CNT se unía a la Asociación Internacional de los
Trabajadores. Sin embargo, ladictadura de Primo de Rivera obligó a la CNT a
pasar a la clandestinidad hasta la llegada de la República.
Una de las grandes dificultades a las que se ha enfrentado
históricamente el anarcosindicalismo ha sido sus divisiones internas. La
síntesis ideológica resultante entre el anarquismo y el sindicalismo revolucionario
conlleva tensiones entre partidarios más inclinados hacia una u otra tendencia,
lo que ha provocado y provoca divisiones en los senos de las organizaciones
anarcosindicales. En España, durante el período de la Segunda República hubo
dos escisiones al respecto. La primera escisión, surge de una reacción por
parte de sindicalistas ante el predominio de las ideas que defendía la FAI
(Federación Anarquista Ibérica) con respecto a la CNT. El primer paso, fue la
redacción de un manifiesto reclamando la independencia de la CNT de cualquier
injerencia externa (en clara alusión a la FAI). Este manifiesto, fue firmado
por 30 adherentes, por lo que fue conocido como "Manifiesto de los
30" y quienes lo utilizaron como arma dentro de la CNT, trentistas. Estos
trentistas, más inclinados a defender un sindicalismo "puro" (es
decir, no influidos por las ideas y prácticas anarquistas), contaron con poco
respaldo en general dentro de la organización sindical, por lo que se
escindieron formando los llamados "Sindicatos de oposición" (con
cierta influencia del partido marxista BOC). Aún con todo, estos sindicatos de
oposición se negaron a ir más allá, por lo que sufrieron la escisión, liderada
por Ángel Pestaña, del Partido Sindicalista, que apenas congregó a un reducidísimo
grupo de exmilitantes cenetistas (comparando con las cifras de afiliación y
militancia de la época), a los que conminó a regresar a la organizar tras el
Congreso de Zaragoza de la CNT (1936), en que se reintegraron los sindicatos de
oposición y el estallido de la Revolución social, en lo que algunos interpretan
como un acto de redención del que fuera Secretario General de la CNT en la
clandestinidad de la dictadura de Primo de Rivera.
La CNT mantuvo una relación bastante tensa con el Estado
durante la República, debido a que sus militantes consideraban insuficientes
las reformas que se estaban llevando a cabo. Convencidos de que la revolución
era necesaria y sólo podría llegar a través de sus propios medios, comenzaron a
llevar a cabo ocupaciones de tierras y huelgas continuas. Los sucesos de Casas
Viejas firmaron la ruptura definitiva entre el gobierno republicano y la CNT,
aunque un número considerable de sus militantes terminarían votando al Frente
Popular en 1936 debido a la represión llevada a cabo por la derecha. Con la
Guerra Civil Española tuvo lugar uno de los mayores logros históricos de la CNT
y del anarcosindicalismo en todo el mundo: la revolución española, mediante la
cual los anarcosindicalistas se apoderaron de medios de producción en Cataluña
y Aragón y llevaron a cabo las transformaciones sociales a las que aspiraban en
una auténtica puesta en práctica de la anarquía. Sin embargo, los
enfrentamientos con las autoridades comunistas y la posterior victoria del
bando nacional en la guerra marcaron la práctica desaparición del
anarcosindicalismo en España, que apenas pudo operar en la clandestinidad desde
el exterior. Este hecho puso punto y final también al declive del
anarcosindicalismo en todo el mundo, ya que España era uno de los pocos países
donde las ideas anarquistas y anarcosindicalistas habían prevalecido sobre el
comunismo que era ya dominante.
A partir de los años 40-50, el sindicalismo empieza a ser
cuestionado por un mayor número de grupos cada vez, siendo las más importantes
las críticas realizadas por el marxista holandés Anton Pannekoek. Poco a poco,
estas ideas críticas con el sindicalismo se extienden también al
anarcosindicalismo y en los años 60 se producirán los primeros focos de ruptura
con las organizaciones anarcosindicalistas y que encontrarán en el mayo francés
un auténtico punto de ruptura con las organizaciones tradicionales apostando
fuertemente por la Autonomía obrera que pronto se extenderá a otros ámbitos de
lucha de tipo más social.
En la actualidad, el anarcosindicalismo en el Estado español
sigue representado por la CNT-AIT, que propugna un sindicalismo basado en la
acción directa de sus secciones sindicales frente al modelo sindical español
basado en los Comités de Empresa, órganos de mediación entre patronal y trabajadores.
Por otro lado, hay otras organizaciones que se reivindican anarcosindicalistas
como la CGT (escisión de la CNT-AIT) o la Confederación Sindical Solidaridad
Obrera (escisión de CGT), organizaciones que sí aceptan el modelo sindical
oficial, aunque con vistas a superarlo.
En la misma línea que en el Estado español, en el Estado
francés es la Confédération Nationale du Travail (CNT-AIT), que en 1993 sufrió
una escisión por quienes querían participar en las elecciones sindicales. Esta
decisión conllevó el abandono de la mayoría de militantes separándose de la
AIT, y paso a denominarse CNT-Vignoles (CNT-f), la cuál, a su vez, sufrió en su
último congreso la escisión de CNT-Solidarité Ouvrière (CNT-Solidaridad
Obrera).
En la región argentina, recupera implantación la histórica
Federación Obrera Regional Argentina (FORA-AIT) que siempre ha reivindicado una
línea muy particular dentro del anarquismo y su inserción en el mundo laboral,
al apostar por las sociedades de resistencia en lugar de los tradicionales
sindicatos, considerando que dichas sociedades deben estar compuestas por
anarquistas.
En el Estado sueco, la organización más grande que se
reclama anarcosindicalista es la Sveriges Arbetares Centralorganisation (SAC),
en castellano Organización Central de Trabajadores de Suecia, que en 1956 se
retiró de la AIT.
"Para los anarcosindicalistas, el sindicato no es simplemente
un fenómeno de transición, tan efímero como la sociedad capitalista, sino que
entraña el germen de la economía socialista del mañana, y es la escuela
primaria del socialismo en general".
Rudolf Rocker
Fuente:
- http://es.wikipedia.org/wiki/Anarcosindicalismo
-
http://anarcosindicalismo-basico.blogspot.com/2009/01/que-es-el-anarcosindicalismo.html
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