lunes, 8 de febrero de 2016

Patagonia Rebelde

Patagonia Rebelde
¿Qué fue?

La Patagonia rebelde, también conocida como la Patagonia trágica, es el nombre que recibió la lucha protagonizada por los trabajadores anarcosindicalistas en rebelión de la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia argentina, entre 1920 y 1921.

Comenzó como una huelga contra la explotación de los obreros por parte de sus patrones, luego reprimida por el ejército al mando del teniente coronel Héctor Benigno Varela, enviado por el entonces presidente Hipólito Yrigoyen bajo presión del Gobierno británico.

A su término, entre 300 y 1500 obreros habían sido fusilados o muertos en combate. La policía informa la pérdida de 5 de sus hombres y el ejército admite haber perdido 2 soldados. También se reporta que hubo crímenes sexuales, varias esposas de los estancieros, trabajadores y policías tomados rehenes fueron violadas por los huelguistas. Varela en su informe al Ministerio de Guerra afirmó que los trabajadores planeaban derrotar a la expedición militar y más tarde con la ayuda de los obreros de los sindicatos, tomarían el poder en Buenos Aires. Además, se ha afirmado que los hombres de Varela combatieron contra carabineros chilenos y que se capturó a diez de ellos.

 



Hechos Importantes

La FORA (Federación Obrera Regional Argentina) había organizado en Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz, la Sociedad Obrera de Río Gallegos dirigida por el anarquista español, Antonio Soto, conocido como el Gallego Soto. Santa Cruz era un centro de producción de lana con destino a la exportación, con grandes latifundios y frigoríficos ingleses. La baja demanda de los stocks de lana que estaban acumulados al finalizar la Primera Guerra Mundial, y la caída del precio de $9,74 a $3,08 regresando así al nivel normal de cotización en tiempos de paz, darán lugar a una crisis regional. Esta afectó a los estancieros y comerciantes, pero repercutió aún más sobre los trabajadores laneros y los peones rurales, que vivían en condiciones miserables. Con el fin de la Guerra, el precio de las exportaciones primarias patagónicas bajó. La jornada normal de los obreros de ese entonces era de 12 horas, la de los esquiladores y los arrieros rondaba las 16 horas; los salarios eran ínfimos, y frecuentemente eran pagados en bonos o en moneda extranjera que al cambiarla en los comercios era tomada por un valor menor. A esto se sumaba que el único día de descanso laboral era el domingo.
Frente del local de la Sociedad Obrera de Río Gallegos (1920).

Una huelga de protesta en septiembre de 1920 contra las arbitrariedades de la autoridad policial, el boicot a tres comerciantes ligados a la Sociedad Rural y la detención de los dirigentes de la Sociedad Obrera, profundizó el enfrentamiento. Acudieron delegados de toda la provincia, que discutieron las medidas a exigir a la Sociedad Rural. En esta situación, los obreros congregados en la Sociedad Obrera de Río Gallegos presentaron a la patronal un pliego de reivindicaciones exigiendo un mejoramiento de las condiciones laborales.

Entre otras demandas, los obreros exigían que en recintos de 16 m² no durmieran más de tres hombres, que se entregase un paquete de velas a cada obrero mensualmente, que no se trabajase los sábados, un mejoramiento de las raciones de alimentos, un sueldo mínimo mensual de 100 pesos y el reconocimiento de la Sociedad Obrera como el único representante legítimo de los trabajadores, aceptando el nombramiento de un delegado como intermediario entre las partes en conflicto. Este pliego fue rechazado por la organización que nucleaba a los estancieros, la Sociedad Rural. La respuesta de los trabajadores fue declarar la huelga general en toda Santa Cruz.


Primera huelga

El 1 de noviembre de 1920 se declaró la huelga general. El 3 de noviembre intentaron asesinar al dirigente Antonio Soto, pero logra escaparse. El 18 de noviembre en una asamblea en la Sociedad Obrera se hace una nueva propuesta en un 2° pliego a la Sociedad Rural, que será aceptada por un reducido grupo de estancieros el 2 de diciembre. En Puerto Deseado y en Puerto San Julián también se declara la huelga general, liderada por anarquistas, plegándose los ferroviarios y los empleados de La Anónima. El 17 de diciembre la policía asesina al huelguista Domingo F. Olmedo.
El gobernador Edelmiro Correa Falcón.

La Sociedad Obrera, en una asamblea en que se discutían los pasos a seguir, radicaliza su posición al prevalecer la tendencia de la FORA del V Congreso (anarquista) sobre la de la FORA del IX Congreso (sindicalista). Antonio Soto viaja clandestinamente a Buenos Aires buscando apoyo y solidaridad en el Congreso de la FORA que se realizaba en esos días.

Los huelguistas continuaron tomando como rehenes a policías, estancieros y al personal administrativo de los establecimientos rurales, incautando las armas y los alimentos para el sustento de las columnas movilizadas. Hasta ese momento no habían ocurrido hechos de violencia graves, con excepción de los protagonizados por una banda anarquista liderada por Alfredo Fonte alias "El Toscano", que asaltaba estancias (el 2 de enero de 1921 "El Toscano" y su socio el "68" asaltaron la estancia "El Campamento").

En la región del lago Argentino, los obreros se organizaron en columnas y marcharon por las estancias levantando a la peonada, movilizándose de un lugar a otro, para evitar las represalias policiales y dirigirse hacia Río Gallegos. El 4 de enero, al llegar al paraje denominado El Cerrito, la policía dice haber caído en una emboscada. Como resultado del combate, tres policías (sargento Tomás Rosa y los gendarmes Ernesto Bozán y Juan Campos) fueron muertos y varios heridos. Según algunos autores, este hecho fue manipulado por los periódicos que respondían a la Sociedad Rural, al gobernador Edelmiro Correa Falcón y a la Liga Patriótica Argentina, para pintar un cuadro de situación en el que la provincia entera había caído en manos del bandolerismo anarquista. Lo que procuro este sector era involucrar al Gobierno nacional que presidía Hipólito Yrigoyen en la represión del movimiento obrero.


El 21 de enero los obreros toman la estancia La Anita, tomando de rehenes a sus dueños y al comisario Micheri; luego toman la estancia La Primavera. El 29 de enero llega el nuevo gobernador en reemplazo de Correa Falcón, el capitán Ángel Ignacio Yza, de extracción yrigoyenista. Su política será de tipo conciliadora, buscando arreglos pacíficos entre las partes. Mientras tanto, las tropas del Ejército comandadas por el teniente coronel Héctor Benigno Varela llegan a Puerto Santa Cruz el 2 de febrero y se trasladan de inmediato a Río Gallegos. La llegada de las tropas argentinas no calmó al Gobierno británico que demandó la protección inmediata de sus ciudadanos en la Patagonia.

El gobernador Yza acuerda con Varela no recurrir a la represión y se entrevistan con los huelguistas en la estancia El Tero el 15 de febrero. Las condiciones eran deponer las armas y la liberación de los rehenes. A cambio se reconocían gran parte de las demandas de los trabajadores, aceptándose un convenio que los patrones habían propuesto a los obreros con fecha 30 de enero. Al día siguiente se levanta la huelga, mientras se vivía un clima de triunfo en la Sociedad Obrera ("El Toscano" y su banda no aceptaron la mediación y se ocultaron en el interior de la provincia, llevándose consigo gran parte de las armas, para impedir que las requisaran). El conflicto llega a un principio de solución a través de un laudo del gobernador Yza, que es aceptado por las partes y homologado por el Departamento de Trabajo de la Nación (22 de febrero de 1921).

Luego del acuerdo con el gobernador Yza, las tropas de Varela retornan a Buenos Aires en mayo de 1921. Lejos de cumplirse el acuerdo, la patronal comienza una serie de represalias contra los participantes de las huelgas en las estancias y en los puertos de Santa Cruz. Comenzaron a actuar las fuerzas policiales con refuerzos parapoliciales integrados por miembros de la Liga Patriótica del nacionalista Manuel Carlés.

Segunda huelga

El 24 de octubre se allanaron y clausuraron los locales de la Federación Obrera de Río Gallegos, Puerto Deseado, San Julián, Puerto Santa Cruz y se arrestaron a los dirigentes obreros. Antonio Paris, secretario general de la Federación Obrera es detenido y torturado por la policía; luego será deportado junto con otros dirigentes obreros. Se declara la huelga general en Santa Cruz. Antonio Soto, que estaba en la estancia Bella Vista, enarboló una bandera roja y negra del anarquismo, y comenzó a impulsar la huelga y toma de estancias. A comienzos de noviembre, Soto había levantado a los trabajadores de las estancias Buitreras, Alquinta, Rincón de los Morros, Glencross, La Esperanza y Bella Vista.

La policía inicia una apresurada ofensiva y detiene a los dirigentes que Soto envía a Río Gallegos: Mogilnitzky, Sambucetti y Severino Fernández son torturados y deportados en el vapor Vicente Fidel López, mientras que son detenidos y apaleados José Graña, Domingo Oyola, Restituto Álvarez y el dueño del bar donde se encontraban reunidos, Martín Tadich. La ola de detenciones de dirigentes en las ciudades costeras aisló al movimiento huelguístico, que siguió creciendo. Ramón Outerello logró evadirse de las autoridades en Puerto Santa Cruz, iniciando un accionar más agresivo que Antonio Soto, que no quería enfrentarse con el Ejército y el Gobierno. Outerello comienza a organizar grandes columnas de obreros, y a tomar estancias, dirigiéndose a los puertos, para romper el aislamiento. En la estancia alemana Bremen, en Laguna Cifre, los huelguistas son atacados por los estancieros, con el resultado de dos obreros muertos y varios heridos.

El presidente argentino Hipólito Yrigoyen decidió el envío de tropas del Regimiento 10° de Caballería “Húsares de Pueyrredón”, dividiéndola en 2 cuerpos. El principal era comandado por el jefe de la expedición, el teniente coronel Varela, y el segundo cuerpo era comandado por el capitán Elbio C. Anaya. Partieron el 4 de noviembre de 1921 en el transporte Guardia Nacional.
Varela contaba con una tropa de 200 hombres bien pertrechados, mientras que los huelguistas rondaban los dos millares, en parte armado con armas largas. El historiador Osvaldo Bayer admite que algunos de los huelguistas estaban bien armados con modernos fusiles y revolveres que obtuvieron de carabineros chilenos que frecuentaban los bares de la zona en busca de alcohol, pero si esta afirmación es cierta, no explica como estos carabineros evitaron ser encarcelados o fusilados por quebrar el Código Militar Chileno al regresar a sus unidades. Si bien se discuten las razones que lo llevaron a hacerlo, por órdenes del Gobierno Nacional o guiado por su propio criterio, lo cierto es que Varela impuso la "pena de fusilamiento" contra los peones y obreros en huelga.29 Contra lo que posteriormente argumentarán los autores de los fusilamientos para justificar su accionar, el Gobierno chileno colaboró con las fuerzas argentinas cerrando la frontera para impedir el paso de los huelguistas y permitiendo a las tropas argentinas incursionar en territorio chileno para continuar su persecución.

El 11 de noviembre Varela con el tte.1° Schweizer y 12 soldados, partieron en dirección a El Cifre, Paso Ibáñez. Allí Varela ordenó el primer fusilamiento (cuando aún no había publicado su bando decretando la pena de muerte): el prisionero chileno Triviño Cárcamo. Luego retornó a Río Gallegos. El 12 de noviembre el capitán Viñas Ibarra con el subtte. Frugoni Miranda y 50 soldados de tropa partieron en dirección a Pari-Aike, Fuentes del Coyle, Primavera, Punta Alta, Cancha Carrera y Cordillera de los Baguales. El 14 de noviembre, en las cercanías de Punta Alta atacaron a un centenar de huelguistas con escasas armas de fuego, casi todos armados con cuchillos, matando a 5 huelguistas y tomando prisioneros unos 80, de los que habría fusilado a la mitad aproximadamente.

Outerello y su columna de 400 huelguistas se dirigieron a Paso Ibáñez, que en esa época contaba con unos 800 habitantes, y ocupan el poblado. Llevaban consigo a numerosos policías, estancieros y administradores de estancia como rehenes, a los que alojaron en el cine local. Luego de resistir a las tropas de la marina con éxito, Outerello solicitó parlamentar con Varela, que arribó el 23 de noviembre. Los huelguistas demandaron la libertad de los compañeros presos y de los deportados, y el cumplimiento del pliego de condiciones que la patronal había firmado. Varela les respondió que debían rendirse incondicionalmente. Habían muertos el 26 de noviembre dos policías, Pedro Denis y N. Falcon en un enfrentamiento en la estancia de Alejandro O'Connor.31 Mientras los obreros deliberaban (Outerello era partidario de no rendirse y huyó a Cañadón León, Estancia Bella Vista), Varela los atacó en Río Chico rindiendo a una columna dirigida por Avendaño, a quien fusiló junto a decenas de huelguistas. Luego tendieron una emboscada al grupo de Outerello el 1 de diciembre, que resultó muerto junto a una decena de obreros; las tropas de Varela no sufrieron bajas.

Las tropas dirigidas por el capitán Viñas Ibarra fueron en persecución de las columnas lideradas por Antonio Soto. El 2 de diciembre cruzaron el río Santa Cruz en bote con 20 hombres y más adelante, sorprendieron a un grupo de huelguistas, sometiéndolos en el paraje de "El Perro" donde son exterminados unos 20 obreros. En Cerro Negro las tropas de Viñas Ibarra recorrieron la región "limpiándola" de activistas, y fusilándolos en el lugar donde se los encontraba. Luego, avanzaron hacia la región de Lago Argentino por el camino de Cordillera de los Baguales. El 6 de diciembre en La Leona se entregaron voluntariamente unos 100 huelguistas, mientras que unos 80 siguieron a Soto a la estancia La Anita. Viñas Ibarra luego de alcanzarlos les exigió una rendición incondicional. Durante la noche discutieron en una asamblea, mientras las tropas se preparaban para el asalto: la asamblea votó por la rendición, contra la posición de los anarquistas, que no confiaban en el ejército. Los huelguistas envían dos delegados a pedir condiciones para la rendición, pero Viñas Ibarra los fusila en el acto. Finalmente llega la rendición incondicional. Según diversos testimonios la cifra de fusilados oscilaría entre 100 y 200. Antonio Soto, que era contrario a la rendición, huyó a caballo rumbo a Chile con 12 compañeros. El 9 de diciembre, el grupo de Soto cruza la frontera por la zona del cerro Centinela. Nunca será atrapado.33 Entre el 12 y el 20 de diciembre Viñas Ibarra recorrió la región capturando y fusilando a los últimos huelguistas dispersos en la región.

La represión continuó desde la región de San Julián hasta Cañadón León. Las tropas de Anaya el 17 de diciembre desde estancia San José marcharon hacia el norte. Cerca del mediodía, luego de un tiroteo en Tapera de Casterán se tomaron numerosos prisioneros. Si bien los militares declararon que murió tan solo el dirigente Albino Argüelles y dos huelguistas, se fusiló un centenar de prisioneros.

Final del conflicto

La última y final columna de huelguistas que quedaba activa era la dirigida por José Font, más conocido como Facón Grande, en la zona de Ferrocarril Patagónico. Este dividió sus fuerzas en dos columnas, una de 300 hombres hacia el sur de Puerto Deseado, en Bahía Laura, y la otra liderada por "Facón Grande" hacia Pico Truncado. Ocuparon el poblado de Las Heras y dejaron a cargo al delegado Antonio Echevarría. El 18 de diciembre Varela envía un tren de exploración desde Puerto Deseado, que llega a Las Heras a cargo del subteniente Jonas. Retoma Las Heras sin resistencia y fusila a Echevarría y a otros dirigentes huelguistas.

El 20 de diciembre Varela arribó a la estación Tehuelches informado sobre un campamento de huelguistas. Al llegar, se produce el único acto organizado de resistencia contra el ejército en toda la campaña: en el combate son heridos al menos dos soldados conscriptos (Peralta y Salvi), y es muerto el soldado conscripto Fernando Pablo Fischer, el favorito de Varela. Entre los huelguistas hubo al menos tres muertos y varios heridos. Varela y su grupo tuvieron que retroceder hasta la estación Jaramillo. Desde allí envía al gerente de La Anónima, Mario Mesa, a parlamentar con "Facón Grande", y les promete respetar la vida de todos y acceder a sus demandas si se rinden. Luego de una asamblea, los obreros deciden entregarse en la estación Tehuelches el 22 de diciembre. 

Contrariamente a lo prometido, Varela fusila a Facón Grande, a Leiva y al menos a medio centenar de obreros. Al exterminar al último grupo de huelguistas, las tropas del ejército se dedicaron a rastrillar toda la provincia de Santa Cruz en busca de los huelguistas dispersos. El ejército perseguirá a los huelguistas, los irá atrapando y fusilando sumariamente. El 26 de diciembre, el cabo Domingo Montenegro muere al recibir un disparo accidental de un compañero, el soldado conscripto Eusebio Peralta. La campaña finalizó el 10 de enero de 1922. En total, 300-1500 obreros y huelguistas resultaron muertos.

Fuentes:

-https://es.wikipedia.org/wiki/Patagonia_rebelde

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