Patagonia Rebelde
¿Qué fue?
La Patagonia rebelde, también conocida como la Patagonia
trágica, es el nombre que recibió la lucha protagonizada por los trabajadores
anarcosindicalistas en rebelión de la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia
argentina, entre 1920 y 1921.
Comenzó como una huelga contra la explotación de los obreros
por parte de sus patrones, luego reprimida por el ejército al mando del
teniente coronel Héctor Benigno Varela, enviado por el entonces presidente
Hipólito Yrigoyen bajo presión del Gobierno británico.
A su término, entre 300 y 1500 obreros habían sido fusilados
o muertos en combate. La policía informa la pérdida de 5 de sus hombres y el
ejército admite haber perdido 2 soldados. También se reporta que hubo crímenes
sexuales, varias esposas de los estancieros, trabajadores y policías tomados
rehenes fueron violadas por los huelguistas. Varela en su informe al Ministerio
de Guerra afirmó que los trabajadores planeaban derrotar a la expedición
militar y más tarde con la ayuda de los obreros de los sindicatos, tomarían el
poder en Buenos Aires. Además, se ha afirmado que los hombres de Varela
combatieron contra carabineros chilenos y que se capturó a diez de ellos.
Hechos Importantes
La FORA (Federación Obrera Regional Argentina) había
organizado en Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz, la Sociedad Obrera de Río
Gallegos dirigida por el anarquista español, Antonio Soto, conocido como el
Gallego Soto. Santa Cruz era un centro de producción de lana con destino a la
exportación, con grandes latifundios y frigoríficos ingleses. La baja demanda
de los stocks de lana que estaban acumulados al finalizar la Primera Guerra
Mundial, y la caída del precio de $9,74 a $3,08 regresando así al nivel normal
de cotización en tiempos de paz, darán lugar a una crisis regional. Esta afectó
a los estancieros y comerciantes, pero repercutió aún más sobre los
trabajadores laneros y los peones rurales, que vivían en condiciones
miserables. Con el fin de la Guerra, el precio de las exportaciones primarias
patagónicas bajó. La jornada normal de los obreros de ese entonces era de 12
horas, la de los esquiladores y los arrieros rondaba las 16 horas; los salarios
eran ínfimos, y frecuentemente eran pagados en bonos o en moneda extranjera que
al cambiarla en los comercios era tomada por un valor menor. A esto se sumaba
que el único día de descanso laboral era el domingo.
Frente del local de la Sociedad Obrera de Río Gallegos
(1920).
Una huelga de protesta en septiembre de 1920 contra las
arbitrariedades de la autoridad policial, el boicot a tres comerciantes
ligados a la Sociedad Rural y la detención de los dirigentes de la Sociedad
Obrera, profundizó el enfrentamiento. Acudieron delegados de toda la provincia,
que discutieron las medidas a exigir a la Sociedad Rural. En esta situación,
los obreros congregados en la Sociedad Obrera de Río Gallegos presentaron a la
patronal un pliego de reivindicaciones exigiendo un mejoramiento de las
condiciones laborales.
Entre otras demandas, los obreros exigían que en recintos de
16 m² no durmieran más de tres hombres, que se entregase un paquete de velas a
cada obrero mensualmente, que no se trabajase los sábados, un mejoramiento de
las raciones de alimentos, un sueldo mínimo mensual de 100 pesos y el
reconocimiento de la Sociedad Obrera como el único representante legítimo de
los trabajadores, aceptando el nombramiento de un delegado como intermediario
entre las partes en conflicto. Este pliego fue rechazado por la organización
que nucleaba a los estancieros, la Sociedad Rural. La respuesta de los
trabajadores fue declarar la huelga general en toda Santa Cruz.
Primera huelga
El 1 de noviembre de 1920 se declaró la huelga general. El 3
de noviembre intentaron asesinar al dirigente Antonio Soto, pero logra escaparse.
El 18 de noviembre en una asamblea en la Sociedad Obrera se hace una nueva
propuesta en un 2° pliego a la Sociedad Rural, que será aceptada por un
reducido grupo de estancieros el 2 de diciembre. En Puerto Deseado y en Puerto
San Julián también se declara la huelga general, liderada por anarquistas,
plegándose los ferroviarios y los empleados de La Anónima. El 17 de diciembre
la policía asesina al huelguista Domingo F. Olmedo.
El gobernador Edelmiro Correa Falcón.
La Sociedad Obrera, en una asamblea en que se discutían los
pasos a seguir, radicaliza su posición al prevalecer la tendencia de la FORA
del V Congreso (anarquista) sobre la de la FORA del IX Congreso (sindicalista).
Antonio Soto viaja clandestinamente a Buenos Aires buscando apoyo y solidaridad
en el Congreso de la FORA que se realizaba en esos días.
Los huelguistas continuaron tomando como rehenes a policías,
estancieros y al personal administrativo de los establecimientos rurales,
incautando las armas y los alimentos para el sustento de las columnas
movilizadas. Hasta ese momento no habían ocurrido hechos de violencia graves,
con excepción de los protagonizados por una banda anarquista liderada por
Alfredo Fonte alias "El Toscano", que asaltaba estancias (el 2 de
enero de 1921 "El Toscano" y su socio el "68" asaltaron la
estancia "El Campamento").
En la región del lago Argentino, los obreros se organizaron
en columnas y marcharon por las estancias levantando a la peonada,
movilizándose de un lugar a otro, para evitar las represalias policiales y
dirigirse hacia Río Gallegos. El 4 de enero, al llegar al paraje denominado El
Cerrito, la policía dice haber caído en una emboscada. Como resultado del
combate, tres policías (sargento Tomás Rosa y los gendarmes Ernesto Bozán y
Juan Campos) fueron muertos y varios heridos. Según algunos autores, este hecho
fue manipulado por los periódicos que respondían a la Sociedad Rural, al gobernador
Edelmiro Correa Falcón y a la Liga Patriótica Argentina, para pintar un cuadro
de situación en el que la provincia entera había caído en manos del
bandolerismo anarquista. Lo que procuro este sector era involucrar al Gobierno
nacional que presidía Hipólito Yrigoyen en la represión del movimiento obrero.
El 21 de enero los obreros toman la estancia La Anita,
tomando de rehenes a sus dueños y al comisario Micheri; luego toman la estancia
La Primavera. El 29 de enero llega el nuevo gobernador en reemplazo de Correa
Falcón, el capitán Ángel Ignacio Yza, de extracción yrigoyenista. Su política
será de tipo conciliadora, buscando arreglos pacíficos entre las partes.
Mientras tanto, las tropas del Ejército comandadas por el teniente coronel
Héctor Benigno Varela llegan a Puerto Santa Cruz el 2 de febrero y se trasladan
de inmediato a Río Gallegos. La llegada de las tropas argentinas no calmó al
Gobierno británico que demandó la protección inmediata de sus ciudadanos en la
Patagonia.
El gobernador Yza acuerda con Varela no recurrir a la
represión y se entrevistan con los huelguistas en la estancia El Tero el 15 de
febrero. Las condiciones eran deponer las armas y la liberación de los rehenes.
A cambio se reconocían gran parte de las demandas de los trabajadores,
aceptándose un convenio que los patrones habían propuesto a los obreros con
fecha 30 de enero. Al día siguiente se levanta la huelga, mientras se vivía un
clima de triunfo en la Sociedad Obrera ("El Toscano" y su banda no
aceptaron la mediación y se ocultaron en el interior de la provincia,
llevándose consigo gran parte de las armas, para impedir que las requisaran).
El conflicto llega a un principio de solución a través de un laudo del
gobernador Yza, que es aceptado por las partes y homologado por el Departamento
de Trabajo de la Nación (22 de febrero de 1921).
Luego del acuerdo con el gobernador Yza, las tropas de
Varela retornan a Buenos Aires en mayo de 1921. Lejos de cumplirse el acuerdo,
la patronal comienza una serie de represalias contra los participantes de las
huelgas en las estancias y en los puertos de Santa Cruz. Comenzaron a actuar
las fuerzas policiales con refuerzos parapoliciales integrados por miembros de
la Liga Patriótica del nacionalista Manuel Carlés.
Segunda huelga
El 24 de octubre se allanaron y clausuraron los locales de
la Federación Obrera de Río Gallegos, Puerto Deseado, San Julián, Puerto Santa
Cruz y se arrestaron a los dirigentes obreros. Antonio Paris, secretario
general de la Federación Obrera es detenido y torturado por la policía; luego
será deportado junto con otros dirigentes obreros. Se declara la huelga general
en Santa Cruz. Antonio Soto, que estaba en la estancia Bella Vista, enarboló
una bandera roja y negra del anarquismo, y comenzó a impulsar la huelga y toma
de estancias. A comienzos de noviembre, Soto había levantado a los trabajadores
de las estancias Buitreras, Alquinta, Rincón de los Morros, Glencross, La
Esperanza y Bella Vista.
La policía inicia una apresurada ofensiva y detiene a los
dirigentes que Soto envía a Río Gallegos: Mogilnitzky, Sambucetti y Severino
Fernández son torturados y deportados en el vapor Vicente Fidel López, mientras
que son detenidos y apaleados José Graña, Domingo Oyola, Restituto Álvarez y el
dueño del bar donde se encontraban reunidos, Martín Tadich. La ola de detenciones
de dirigentes en las ciudades costeras aisló al movimiento huelguístico, que
siguió creciendo. Ramón Outerello logró evadirse de las autoridades en Puerto
Santa Cruz, iniciando un accionar más agresivo que Antonio Soto, que no quería
enfrentarse con el Ejército y el Gobierno. Outerello comienza a organizar
grandes columnas de obreros, y a tomar estancias, dirigiéndose a los puertos,
para romper el aislamiento. En la estancia alemana Bremen, en Laguna Cifre, los
huelguistas son atacados por los estancieros, con el resultado de dos obreros
muertos y varios heridos.
El presidente argentino Hipólito Yrigoyen decidió el envío
de tropas del Regimiento 10° de Caballería “Húsares de Pueyrredón”,
dividiéndola en 2 cuerpos. El principal era comandado por el jefe de la
expedición, el teniente coronel Varela, y el segundo cuerpo era comandado por
el capitán Elbio C. Anaya. Partieron el 4 de noviembre de 1921 en el transporte
Guardia Nacional.
Varela contaba con una tropa de 200 hombres bien
pertrechados, mientras que los huelguistas rondaban los dos millares, en parte
armado con armas largas. El historiador Osvaldo Bayer admite que algunos de los
huelguistas estaban bien armados con modernos fusiles y revolveres que
obtuvieron de carabineros chilenos que frecuentaban los bares de la zona en
busca de alcohol, pero si esta afirmación es cierta, no explica como estos
carabineros evitaron ser encarcelados o fusilados por quebrar el Código Militar
Chileno al regresar a sus unidades. Si bien se discuten las razones que lo
llevaron a hacerlo, por órdenes del Gobierno Nacional o guiado por su propio criterio,
lo cierto es que Varela impuso la "pena de fusilamiento" contra los
peones y obreros en huelga.29 Contra lo que posteriormente argumentarán los
autores de los fusilamientos para justificar su accionar, el Gobierno chileno
colaboró con las fuerzas argentinas cerrando la frontera para impedir el paso
de los huelguistas y permitiendo a las tropas argentinas incursionar en
territorio chileno para continuar su persecución.
El 11 de noviembre Varela con el tte.1° Schweizer y 12
soldados, partieron en dirección a El Cifre, Paso Ibáñez. Allí Varela ordenó el
primer fusilamiento (cuando aún no había publicado su bando decretando la pena
de muerte): el prisionero chileno Triviño Cárcamo. Luego retornó a Río Gallegos.
El 12 de noviembre el capitán Viñas Ibarra con el subtte. Frugoni Miranda y 50
soldados de tropa partieron en dirección a Pari-Aike, Fuentes del Coyle,
Primavera, Punta Alta, Cancha Carrera y Cordillera de los Baguales. El 14 de
noviembre, en las cercanías de Punta Alta atacaron a un centenar de huelguistas
con escasas armas de fuego, casi todos armados con cuchillos, matando a 5
huelguistas y tomando prisioneros unos 80, de los que habría fusilado a la
mitad aproximadamente.
Outerello y su columna de 400 huelguistas se dirigieron a
Paso Ibáñez, que en esa época contaba con unos 800 habitantes, y ocupan el
poblado. Llevaban consigo a numerosos policías, estancieros y administradores
de estancia como rehenes, a los que alojaron en el cine local. Luego de
resistir a las tropas de la marina con éxito, Outerello solicitó parlamentar
con Varela, que arribó el 23 de noviembre. Los huelguistas demandaron la
libertad de los compañeros presos y de los deportados, y el cumplimiento del
pliego de condiciones que la patronal había firmado. Varela les respondió que
debían rendirse incondicionalmente. Habían muertos el 26 de noviembre dos
policías, Pedro Denis y N. Falcon en un enfrentamiento en la estancia de
Alejandro O'Connor.31 Mientras los obreros deliberaban (Outerello era
partidario de no rendirse y huyó a Cañadón León, Estancia Bella Vista), Varela
los atacó en Río Chico rindiendo a una columna dirigida por Avendaño, a quien
fusiló junto a decenas de huelguistas. Luego tendieron una emboscada al grupo
de Outerello el 1 de diciembre, que resultó muerto junto a una decena de
obreros; las tropas de Varela no sufrieron bajas.
Las tropas dirigidas por el capitán Viñas Ibarra fueron en
persecución de las columnas lideradas por Antonio Soto. El 2 de diciembre cruzaron
el río Santa Cruz en bote con 20 hombres y más adelante, sorprendieron a un
grupo de huelguistas, sometiéndolos en el paraje de "El Perro" donde
son exterminados unos 20 obreros. En Cerro Negro las tropas de Viñas Ibarra
recorrieron la región "limpiándola" de activistas, y fusilándolos en
el lugar donde se los encontraba. Luego, avanzaron hacia la región de Lago
Argentino por el camino de Cordillera de los Baguales. El 6 de diciembre en La
Leona se entregaron voluntariamente unos 100 huelguistas, mientras que unos 80
siguieron a Soto a la estancia La Anita. Viñas Ibarra luego de alcanzarlos les
exigió una rendición incondicional. Durante la noche discutieron en una
asamblea, mientras las tropas se preparaban para el asalto: la asamblea votó
por la rendición, contra la posición de los anarquistas, que no confiaban en el
ejército. Los huelguistas envían dos delegados a pedir condiciones para la
rendición, pero Viñas Ibarra los fusila en el acto. Finalmente llega la
rendición incondicional. Según diversos testimonios la cifra de fusilados
oscilaría entre 100 y 200. Antonio Soto, que era contrario a la rendición, huyó
a caballo rumbo a Chile con 12 compañeros. El 9 de diciembre, el grupo de Soto
cruza la frontera por la zona del cerro Centinela. Nunca será atrapado.33 Entre
el 12 y el 20 de diciembre Viñas Ibarra recorrió la región capturando y
fusilando a los últimos huelguistas dispersos en la región.
La represión continuó desde la región de San Julián hasta
Cañadón León. Las tropas de Anaya el 17 de diciembre desde estancia San José
marcharon hacia el norte. Cerca del mediodía, luego de un tiroteo en Tapera de
Casterán se tomaron numerosos prisioneros. Si bien los militares declararon que
murió tan solo el dirigente Albino Argüelles y dos huelguistas, se fusiló un
centenar de prisioneros.
Final del conflicto
La última y final columna de huelguistas que quedaba activa
era la dirigida por José Font, más conocido como Facón Grande, en la zona de
Ferrocarril Patagónico. Este dividió sus fuerzas en dos columnas, una de 300
hombres hacia el sur de Puerto Deseado, en Bahía Laura, y la otra liderada por
"Facón Grande" hacia Pico Truncado. Ocuparon el poblado de Las Heras
y dejaron a cargo al delegado Antonio Echevarría. El 18 de diciembre Varela
envía un tren de exploración desde Puerto Deseado, que llega a Las Heras a
cargo del subteniente Jonas. Retoma Las Heras sin resistencia y fusila a
Echevarría y a otros dirigentes huelguistas.
El 20 de diciembre Varela arribó a la estación Tehuelches
informado sobre un campamento de huelguistas. Al llegar, se produce el único
acto organizado de resistencia contra el ejército en toda la campaña: en el
combate son heridos al menos dos soldados conscriptos (Peralta y Salvi), y es
muerto el soldado conscripto Fernando Pablo Fischer, el favorito de Varela.
Entre los huelguistas hubo al menos tres muertos y varios heridos. Varela y su
grupo tuvieron que retroceder hasta la estación Jaramillo. Desde allí envía al
gerente de La Anónima, Mario Mesa, a parlamentar con "Facón Grande",
y les promete respetar la vida de todos y acceder a sus demandas si se rinden.
Luego de una asamblea, los obreros deciden entregarse en la estación Tehuelches
el 22 de diciembre.
Contrariamente a lo prometido, Varela fusila a Facón
Grande, a Leiva y al menos a medio centenar de obreros. Al exterminar al último grupo de huelguistas, las tropas del
ejército se dedicaron a rastrillar toda la provincia de Santa Cruz en busca de
los huelguistas dispersos. El ejército perseguirá a los huelguistas, los irá
atrapando y fusilando sumariamente. El 26 de diciembre, el cabo Domingo
Montenegro muere al recibir un disparo accidental de un compañero, el soldado
conscripto Eusebio Peralta. La campaña finalizó el 10 de enero de 1922. En
total, 300-1500 obreros y huelguistas resultaron muertos.
Fuentes:
-https://es.wikipedia.org/wiki/Patagonia_rebelde
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