Comuna de Shimin
¿Qué fue?
La Provincia Libre de Shinmin fue un territorio organizado
por anarquistas coreanos, con administración política, economía y ejército de
milicias propio, según el modelo libertario en la región coreana de Shinmin.
Este, que fue el evento máximo del anarquismo coreano se dio
al finalizar 1929 fuera de las fronteras reales del país, en Manchuria. Más de
dos millones de inmigrantes coreanos vivían dentro de Manchuria cuando la
Federación Anarquista Coreana (FAC) declaró a la provincia de Shinmin autónoma
y bajo administración de la Asociación del Pueblo Coreano en Manchuria (APCM).
La estructura descentralizada y federativa que la asociación adoptó consistía
en consejos de aldeas, consejos distritales y consejos de área, que funcionaron
de una manera cooperativa para ocuparse de agricultura, de la educación, de las
finanzas y de otros asuntos vitales.
También instalaron y lideraron un ejército para luchar por
la defensa de Shinmin a cargo del anarquista coreano Kim Jwa-jin que en
principio tuvo grandes éxitos contra los ejércitos japonés y soviético usando
las tácticas de guerrilla de golpear-correr. Secciones de la FAC en China,
Corea, Japón y en otras parte dedicaron todas sus energías en busca del éxito
de la rebelión de Shinmin, la mayor parte de ellos movilizándose hacia allá
mismo. Ocupándose simultáneamente de las tentativas soviéticas de derrocar a la
región autónoma de Shinmin y de las pretensiones imperialistas de Japón de
reconquistar la región, los anarquistas coreanos fueron derrotados antes de
1931.
Introducción Histórica
En 1929 Anarquistas nucleados en una federación fueron artífices y protagonistas de un proceso revolucionario anticapitalista y antiestatista en el norte de la península de Corea y región nororiental de China, más precisamente en la región de Manchuria.
Se cumplieron ya más de 80 años de esa gesta inspirada en los ideales y principios libertarios, basados en una praxis revolucionaria latente en esos tiempos de lucha del pueblo por alcanzar la libertad. Cerca del final de este intento de revolución social, un 24 de enero caía asesinado en una emboscada el comandante Kim Jwa-jin, histórico luchador de la guerra anticolonial de independencia coreana y uno de los máximos instigadores y defensores de la Comuna. Luego de su asesinato los bandos vencedores –los nacionalistas que fundan Corea del Sur y los estalinistas que fundan Corea del Norte- al escribir y retratar estos desconocidos años –para occidente- de la historia de Corea no solo soslayaron lo que paso en la Región Autónoma de Shinmin (o Chong yi-bu en coreano romanizado) con la experiencia de autogestión de mas de 2 millones de campesinos sino que se apropiarían de la figura del referente militar como un prócer más de la historia de independencia de ese país.
Curiosamente la fecha del asesinato de Kim Jwa-jin coincidió con el asesinato del mayor exponente del anarquismo japonés, el periodista Kotoku Shusui junto a otros 11 compañeros en 1911. Kotoku vivió y murió enfrentado abiertamente al imperio y al estado nipón con encendidas críticas al sistema de clases de Japón y a las incursiones colonialistas sobre los pueblos sometidos de oriente. Las vueltas que da la historia de lucha de los oprimidos hicieron que Kotoku haya servido de inspiración a miles de militantes chinos, coreanos y japoneses a dar lucha sin tregua contra el Estado, el sistema capitalista y el colonialismo en esa región. La Corea anarquista y su Comuna campesina no fueron la excepción.
Se cumplieron ya más de 80 años de esa gesta inspirada en los ideales y principios libertarios, basados en una praxis revolucionaria latente en esos tiempos de lucha del pueblo por alcanzar la libertad. Cerca del final de este intento de revolución social, un 24 de enero caía asesinado en una emboscada el comandante Kim Jwa-jin, histórico luchador de la guerra anticolonial de independencia coreana y uno de los máximos instigadores y defensores de la Comuna. Luego de su asesinato los bandos vencedores –los nacionalistas que fundan Corea del Sur y los estalinistas que fundan Corea del Norte- al escribir y retratar estos desconocidos años –para occidente- de la historia de Corea no solo soslayaron lo que paso en la Región Autónoma de Shinmin (o Chong yi-bu en coreano romanizado) con la experiencia de autogestión de mas de 2 millones de campesinos sino que se apropiarían de la figura del referente militar como un prócer más de la historia de independencia de ese país.
Curiosamente la fecha del asesinato de Kim Jwa-jin coincidió con el asesinato del mayor exponente del anarquismo japonés, el periodista Kotoku Shusui junto a otros 11 compañeros en 1911. Kotoku vivió y murió enfrentado abiertamente al imperio y al estado nipón con encendidas críticas al sistema de clases de Japón y a las incursiones colonialistas sobre los pueblos sometidos de oriente. Las vueltas que da la historia de lucha de los oprimidos hicieron que Kotoku haya servido de inspiración a miles de militantes chinos, coreanos y japoneses a dar lucha sin tregua contra el Estado, el sistema capitalista y el colonialismo en esa región. La Corea anarquista y su Comuna campesina no fueron la excepción.
La historia escrita
Esta experiencia revolucionaria que duró aproximadamente tres años –entre 1929 y 1932- paso desapercibida en la historiografía de la izquierda a pesar de que participaron más de 2 millones de coreanos. En este sentido sólo la historiografía anarquista coreana rescató este importante capítulo de la revolución del norte de Corea. Incluso leyendo el ex dictador de Corea del Norte Kim Il-sung en sus “memorias” hace mención durante estos años a 3 facciones independentistas que luchaban contra los japoneses: el PC coreano, los nacionalistas con su gobierno en Shangai, y la “tercera facción secesionista”.[1] Probablemente la intención de Kim Il-sung era la de solapar la identidad ideológica de ese sector organizado. Sin embargo también esta la clara intención de borrar cualquier influencia histórica comprobable en la que un sector importante de la izquierda coreana pudo llevar a cabo una experiencia de revolución antes de la existencia de la Corea del Norte Marxista. Además el líder estalinista atribuyó la derrota de Manchuria frente a los japoneses, a las peleas “entre facciones” de los nacionalistas y los “secesionistas”, sin mencionar los asesinatos selectivos y matanzas ordenados por el Partido Comunista.
Los sectores nacionalistas que mas tarde fundaran la Republica de Corea instaurando también una cruenta dictadura lograron también borrar de la historia la participación activa y decisiva del anarquismo en la lucha por la independencia frente al imperio Japonés.
Afortunadamente exhaustivos trabajos de reconstrucción histórica e investigación nos devolvieron aunque sea parte de este acontecimiento histórico de gran valor experimental para nuestra ideología. Estudios como el de los coreanos Ha Ki-rak (“History of the Korean anarchist movement”), Cho Sehyun (“En Asia Oriental también...”) o Hwang Dong-youn ("Beyond Independence: The Korean Anarchist Press…) han representado detalladas investigaciones sobre el tema. Las ponencias de Alain MacSimoin del WSM irlandés, Jason Adams con su "Non-Western Anarchisms” o el sudafricano de la ZACF Lucien Van der Walt con “Towards a history of anarchist anti-imperialism” han representado un importante aporte al tema.
Sobre la experiencia histórica en si del anarquismo coreano que decanta en el enclave comunal de Shinmin, fermentada desde los albores del siglo XX, podemos observar un desenlace similar a los otros procesos en donde el anarquismo organizado supo y pudo plasmar socialmente su proyecto de revolución. La Rusia de 1917, la Ucrania de 1919 y la España de 1936 constataron la derrota del impulso libertario en el plano de autodefensa frente al nacionalismo reaccionario y a la traición y entrega de los partidos marxistas.
Esta experiencia revolucionaria que duró aproximadamente tres años –entre 1929 y 1932- paso desapercibida en la historiografía de la izquierda a pesar de que participaron más de 2 millones de coreanos. En este sentido sólo la historiografía anarquista coreana rescató este importante capítulo de la revolución del norte de Corea. Incluso leyendo el ex dictador de Corea del Norte Kim Il-sung en sus “memorias” hace mención durante estos años a 3 facciones independentistas que luchaban contra los japoneses: el PC coreano, los nacionalistas con su gobierno en Shangai, y la “tercera facción secesionista”.[1] Probablemente la intención de Kim Il-sung era la de solapar la identidad ideológica de ese sector organizado. Sin embargo también esta la clara intención de borrar cualquier influencia histórica comprobable en la que un sector importante de la izquierda coreana pudo llevar a cabo una experiencia de revolución antes de la existencia de la Corea del Norte Marxista. Además el líder estalinista atribuyó la derrota de Manchuria frente a los japoneses, a las peleas “entre facciones” de los nacionalistas y los “secesionistas”, sin mencionar los asesinatos selectivos y matanzas ordenados por el Partido Comunista.
Los sectores nacionalistas que mas tarde fundaran la Republica de Corea instaurando también una cruenta dictadura lograron también borrar de la historia la participación activa y decisiva del anarquismo en la lucha por la independencia frente al imperio Japonés.
Afortunadamente exhaustivos trabajos de reconstrucción histórica e investigación nos devolvieron aunque sea parte de este acontecimiento histórico de gran valor experimental para nuestra ideología. Estudios como el de los coreanos Ha Ki-rak (“History of the Korean anarchist movement”), Cho Sehyun (“En Asia Oriental también...”) o Hwang Dong-youn ("Beyond Independence: The Korean Anarchist Press…) han representado detalladas investigaciones sobre el tema. Las ponencias de Alain MacSimoin del WSM irlandés, Jason Adams con su "Non-Western Anarchisms” o el sudafricano de la ZACF Lucien Van der Walt con “Towards a history of anarchist anti-imperialism” han representado un importante aporte al tema.
Sobre la experiencia histórica en si del anarquismo coreano que decanta en el enclave comunal de Shinmin, fermentada desde los albores del siglo XX, podemos observar un desenlace similar a los otros procesos en donde el anarquismo organizado supo y pudo plasmar socialmente su proyecto de revolución. La Rusia de 1917, la Ucrania de 1919 y la España de 1936 constataron la derrota del impulso libertario en el plano de autodefensa frente al nacionalismo reaccionario y a la traición y entrega de los partidos marxistas.
El contexto y los alcances
Asombrosamente cuando comenzamos a investigar y escarbar qué había detrás de la historia de esta comuna revolucionaria, la génesis y punto culmine del anarquismo coreano y cuanto tuvo que ver eso con la independencia de Corea nos llevamos una gran sorpresa sobre la relación directa que había entre todo esto. Quizás podemos decir hoy en día que en el momento de la independencia de Corea del imperio Japonés convergieron tres corrientes políticas importantes en su magnitud organizativa y acumulación de fuerzas, pero sólo una terminó perdiendo con el correr de la historia. Las otras dos terminaron fundando repúblicas, marcando fronteras e instaurando nuevas dictaduras para controlar de vuelta a un pueblo que venía de vivir el absolutismo de la ocupación japonesa durante décadas.
Como ya se mencionó, el proceso de revolución social que se da en Shinmin se ensaya en el medio de una guerra anticolonialista. En el mismo se lograron liberar grandes zonas rurales y pequeños poblados. Se llegaron a instaurar, no sin inconvenientes, Concejos Administrativos que suplantaron y extinguieron en todos los niveles al Estado. El desenlace de la experiencia también tuvo que ver con como empezó toda la historia.
Asombrosamente cuando comenzamos a investigar y escarbar qué había detrás de la historia de esta comuna revolucionaria, la génesis y punto culmine del anarquismo coreano y cuanto tuvo que ver eso con la independencia de Corea nos llevamos una gran sorpresa sobre la relación directa que había entre todo esto. Quizás podemos decir hoy en día que en el momento de la independencia de Corea del imperio Japonés convergieron tres corrientes políticas importantes en su magnitud organizativa y acumulación de fuerzas, pero sólo una terminó perdiendo con el correr de la historia. Las otras dos terminaron fundando repúblicas, marcando fronteras e instaurando nuevas dictaduras para controlar de vuelta a un pueblo que venía de vivir el absolutismo de la ocupación japonesa durante décadas.
Como ya se mencionó, el proceso de revolución social que se da en Shinmin se ensaya en el medio de una guerra anticolonialista. En el mismo se lograron liberar grandes zonas rurales y pequeños poblados. Se llegaron a instaurar, no sin inconvenientes, Concejos Administrativos que suplantaron y extinguieron en todos los niveles al Estado. El desenlace de la experiencia también tuvo que ver con como empezó toda la historia.
Una revolución libertaria a la coreana
A la hora de revisar los componentes de la gesta de la Comuna podemos ver en un primer sentido la influencia de los anarquistas que volvieron del exilio como un factor que dio impulso las luchas sociales y disputas políticas por el futuro de la región. Por un lado los anarquistas que volvían de de un Japón o un Shanghai en pleno proceso de industrialización, con un movimiento obrero fuerte y movilizado iban a insistir en el carácter de las luchas desde el insipiente movimiento obrero coreano. Los otros exiliados provenientes del resto de China irían a proponer una lucha tanto anticolonial como la inserción social en el medio rural para impulsar luchas desde los movimientos campesinos. Ésta última fue la posición que mas cabida tuvo en Corea durante el transcurso de la década del 20´.
Por otro lado algunas de las bases teóricas del anarquismo coreano esbozadas a comienzos del siglo XX retratan la lucha cultural e identitaria frente al avasallo del colonialismo japonés. Un ejemplo de ello es el “Manifiesto de la Revolución Coreana” (Joseon Hyeong-myeong Seoneon), escrito por el histórico militante anarquista Shin Chae-ho que expone cabalmente el papel revolucionario de un pueblo con fuertes raíces culturales invadido por un ejercito invasor.
También destaca el internacionalismo militante en cuanto a establecer alianzas con el anarquismo Japonés, Chino, Vietnamita y Taiwanés. Se defiende también fuertemente el carácter antiimperialista de sus luchas planteando una guerra social contra el imperio Japonés que ejercía un sistema de dominio en toda la región, rechazando las atrocidades cometidas por el ejército invasor.
Por último el manifiesto hace hincapié en no quedar las fuerzas anarquistas a merced de los nacionalistas y bolcheviques en un proceso revolucionario, con el fin de evitar se instaure nuevamente un Estado. El desarrollo de estos conceptos lo veremos adelante más detalladamente.
A la hora de revisar los componentes de la gesta de la Comuna podemos ver en un primer sentido la influencia de los anarquistas que volvieron del exilio como un factor que dio impulso las luchas sociales y disputas políticas por el futuro de la región. Por un lado los anarquistas que volvían de de un Japón o un Shanghai en pleno proceso de industrialización, con un movimiento obrero fuerte y movilizado iban a insistir en el carácter de las luchas desde el insipiente movimiento obrero coreano. Los otros exiliados provenientes del resto de China irían a proponer una lucha tanto anticolonial como la inserción social en el medio rural para impulsar luchas desde los movimientos campesinos. Ésta última fue la posición que mas cabida tuvo en Corea durante el transcurso de la década del 20´.
Por otro lado algunas de las bases teóricas del anarquismo coreano esbozadas a comienzos del siglo XX retratan la lucha cultural e identitaria frente al avasallo del colonialismo japonés. Un ejemplo de ello es el “Manifiesto de la Revolución Coreana” (Joseon Hyeong-myeong Seoneon), escrito por el histórico militante anarquista Shin Chae-ho que expone cabalmente el papel revolucionario de un pueblo con fuertes raíces culturales invadido por un ejercito invasor.
También destaca el internacionalismo militante en cuanto a establecer alianzas con el anarquismo Japonés, Chino, Vietnamita y Taiwanés. Se defiende también fuertemente el carácter antiimperialista de sus luchas planteando una guerra social contra el imperio Japonés que ejercía un sistema de dominio en toda la región, rechazando las atrocidades cometidas por el ejército invasor.
Por último el manifiesto hace hincapié en no quedar las fuerzas anarquistas a merced de los nacionalistas y bolcheviques en un proceso revolucionario, con el fin de evitar se instaure nuevamente un Estado. El desarrollo de estos conceptos lo veremos adelante más detalladamente.
CONSTITUCIÓN Y DEFENSA DE LA REGION AUTONOMA DE SHINMIN
Según la FACK las condiciones para desarrollar un proyecto revolucionario libertario estaban dadas en la región sur de la Manchuria china lindante con el norte de Corea.
La región de Manchuria fue disputada a lo largo de la historia por reyes y gobernantes japoneses, rusos, chinos y coreanos. La misma, hasta la invasión definitiva del ejército japonés, era una zona agrícola especial para los cultivos de grandes planicies en tierra fértil donde el arroz y el maíz eran algunas de las producciones agrícolas más importantes.
Luego de la extensión de las vías del ferrocarril hasta Port Arthur (Rusia) la zona comenzó a ser cada vez más un terreno de disputa militar para las potencias de oriente.
Las clases dominantes de Japón, que estaban viviendo para 1920 un momento de auge y crecimiento económico y de expansión territorial para su imperio decidieron abocarse a la conquista permanente de toda Manchuria con el fin de controlar políticamente las áreas hostiles en disputa y de esta forma poder expandir cada vez más su mercado e industria hacia la región.
La zona precisa donde se sientan las bases de la Comuna Autónoma de Shinmin se localizaba donde había estado alguna vez Younggotap, la capital del viejo reino Balhae y actualmente Jilin -una de las tres provincias chinas de la región de Manchuria (o Dongbei Pingyuan en chino). La misma era una zona donde residía gran parte de la población coreana exiliada -que superaban los 2 millones-. Aprovechando el componente netamente rural de la población, el plan inicial de la gesta comunal era la de conformar colectividades campesinas voluntarias en donde la educación sería accesible para los menores de 18 años. Para los mayores responsables se garantizaría la alfabetización y un apoyo educativo.
Varios veteranos de guerra ya habían comprometido su apoyo para la posible incursión libertadora. Uno de los mismos era el general Kim Jwa-jin, un comandante relativamente joven con 39 años y a la vez experimentado militar conocido por su hazaña en la batalla de Chingsanli contra el ejército japonés diez años antes.
“Baekya”, como se lo apodaba a Kim Jwa-jin, además de tener un compromiso para independizar a Corea del imperio nippon, poseía por sobre todas las cosas una vocación de lucha por la libertad expresada desde temprana edad cuando a los 18 años quema los archivos de registro de esclavos, liberando a 50 familias que posteriormente ocuparon tierras. Ese hecho marcó la primera liberación contemporánea de esclavos en Corea. Además años mas tarde fundaría la Escuela de Homyeong, dedicada a convocar a los sectores mas castigados de Corea a participar de la enseñanza a través de una educación racionalista.
Kim Jwa-jin va a ser convocado siempre por las distintas facciones independentistas para brindar apoyo militar. Sin embargo decidió apostar políticamente al proyecto de la FACK, y hacia 1929, junto a otros generales como Lee Bom-sok, disolvió el Ejército del Norte y pasó a defender -como General del ejército de autodefensa- la zona liberada de Shinmin, erigida ya en Provincia Autónoma sin un Estado central. Su papel en ese momento fue el de comandar el aspecto militar de la resistencia de los habitantes de la comuna. Sin embargo su inquietud por la cuestión social lo hizo acercarse al proyecto emancipatorio bien de adentro.
En este contexto de resistencia armada y revolución social es que se constituye en agosto de 1929 el Consejo o Asamblea para el Autogobierno de los Coreanos en Manchuria -AACM-(Han-jok Cha-ji Ryong-hap-hoe). Esta era una asociación administrativa basada en un “acuerdo con el principio de libre federación sustentada en la libertad espontánea del hombre”.[16] Este tipo de administración que tenía poco que ver con la conformación de un Nuevo Estado -como era el planteamiento a esa altura del marxismo y otras corrientes- permitió a millones de habitantes constituirse en una organización descentralizada y federal. Sus principios eran completamente antagónicos al capitalismo y al socialismo de estado y adquirió ciertos niveles de complejidad a medida que se fue estructurando territorial e internamente.
La región de Manchuria fue disputada a lo largo de la historia por reyes y gobernantes japoneses, rusos, chinos y coreanos. La misma, hasta la invasión definitiva del ejército japonés, era una zona agrícola especial para los cultivos de grandes planicies en tierra fértil donde el arroz y el maíz eran algunas de las producciones agrícolas más importantes.
Luego de la extensión de las vías del ferrocarril hasta Port Arthur (Rusia) la zona comenzó a ser cada vez más un terreno de disputa militar para las potencias de oriente.
Las clases dominantes de Japón, que estaban viviendo para 1920 un momento de auge y crecimiento económico y de expansión territorial para su imperio decidieron abocarse a la conquista permanente de toda Manchuria con el fin de controlar políticamente las áreas hostiles en disputa y de esta forma poder expandir cada vez más su mercado e industria hacia la región.
La zona precisa donde se sientan las bases de la Comuna Autónoma de Shinmin se localizaba donde había estado alguna vez Younggotap, la capital del viejo reino Balhae y actualmente Jilin -una de las tres provincias chinas de la región de Manchuria (o Dongbei Pingyuan en chino). La misma era una zona donde residía gran parte de la población coreana exiliada -que superaban los 2 millones-. Aprovechando el componente netamente rural de la población, el plan inicial de la gesta comunal era la de conformar colectividades campesinas voluntarias en donde la educación sería accesible para los menores de 18 años. Para los mayores responsables se garantizaría la alfabetización y un apoyo educativo.
Varios veteranos de guerra ya habían comprometido su apoyo para la posible incursión libertadora. Uno de los mismos era el general Kim Jwa-jin, un comandante relativamente joven con 39 años y a la vez experimentado militar conocido por su hazaña en la batalla de Chingsanli contra el ejército japonés diez años antes.
“Baekya”, como se lo apodaba a Kim Jwa-jin, además de tener un compromiso para independizar a Corea del imperio nippon, poseía por sobre todas las cosas una vocación de lucha por la libertad expresada desde temprana edad cuando a los 18 años quema los archivos de registro de esclavos, liberando a 50 familias que posteriormente ocuparon tierras. Ese hecho marcó la primera liberación contemporánea de esclavos en Corea. Además años mas tarde fundaría la Escuela de Homyeong, dedicada a convocar a los sectores mas castigados de Corea a participar de la enseñanza a través de una educación racionalista.
Kim Jwa-jin va a ser convocado siempre por las distintas facciones independentistas para brindar apoyo militar. Sin embargo decidió apostar políticamente al proyecto de la FACK, y hacia 1929, junto a otros generales como Lee Bom-sok, disolvió el Ejército del Norte y pasó a defender -como General del ejército de autodefensa- la zona liberada de Shinmin, erigida ya en Provincia Autónoma sin un Estado central. Su papel en ese momento fue el de comandar el aspecto militar de la resistencia de los habitantes de la comuna. Sin embargo su inquietud por la cuestión social lo hizo acercarse al proyecto emancipatorio bien de adentro.
En este contexto de resistencia armada y revolución social es que se constituye en agosto de 1929 el Consejo o Asamblea para el Autogobierno de los Coreanos en Manchuria -AACM-(Han-jok Cha-ji Ryong-hap-hoe). Esta era una asociación administrativa basada en un “acuerdo con el principio de libre federación sustentada en la libertad espontánea del hombre”.[16] Este tipo de administración que tenía poco que ver con la conformación de un Nuevo Estado -como era el planteamiento a esa altura del marxismo y otras corrientes- permitió a millones de habitantes constituirse en una organización descentralizada y federal. Sus principios eran completamente antagónicos al capitalismo y al socialismo de estado y adquirió ciertos niveles de complejidad a medida que se fue estructurando territorial e internamente.
La relación entre las diferentes comunidades y el sistema de decisión de cada una de ellas requirió de la puesta en práctica de una especie de federalismo libertario a través de la constitución de 3 niveles de consejos: Consejos Municipales o de Aldeas (de acuerdo a cada localidad), Consejos Distritales (de un conjunto de localidades muy cercanas) y Consejos de Área o Regionales (que abarcaba la región con el conjunto de Distritos). De esta manera se eliminó la estructura del Estado central, los Estados regionales y Estados locales y se promovieron juntas de decisión de democracia directa.
En las problemáticas laborales-productivas y en la planificación de la economía y el aprovechamiento de los bienes sociales y recursos naturales se practicaron novedosas formas de funcionamiento en base a los diferentes ámbitos de trabajo. En este sentido, no sin inconvenientes, se llegó a practicar la autogestión campesina en gran parte de los servicios públicos y las plantaciones de arroz y maíz. En esta instancia a través de delegaciones de la AACM (mediante fondos recaudados seguramente a través de expropiaciones en la ciudad) llegaban grandes molinos para procesar arroz, algunos hasta para 1000 toneladas lo cual representaba todo un avance tecnológico para la comunidad rural.
Cada necesidad vital o problemática social requirió del armado de nuevos concejos para resolverlo según los interesados: Concejos de Agricultura, de Educación, de Finanzas, de Propaganda, de Asuntos Militares, de Juventud, de Salud Pública, entre otros.
Si bien la idea original fue que a través de la formación, la sociedad en su conjunto iba a practicar de manera conciente las diferentes fases y niveles del federalismo, el acotado tiempo de la guerra en la región apuró la formación de esas estructuras. Un ejemplo muy frecuente de ello era el traslado de delegados de un municipio a otro para instar a organizar rápido los concejos y asambleas del pueblo, pretendiendo que se elija expeditivamente un delegado para la AACM. De este modo es lógico pensar que no se podía producir un proceso paulatino de experimentación y praxis militante adecuado para el sostenimiento político de una revolución social.
A través de los escritos no se pudo observar claramente cual fue el papel de la mujer en la comuna. Las únicas referencias que hubo fue que debían hacer el trabajo de contrabando de armas para el ejército guerrillero y la constante propaganda administrativa.
OCASO DE UN SUEÑO EMANCIPATORIO
El desarrollo organizativo y la expansión de la Comuna de Shinmin hicieron que los estalinistas coreanos y la burguesía nacionalista pro-japonesa empezaran a ver con malos ojos este nuevo ensayo. Los bolcheviques veían sobre todo en la AACM una amenaza que cooptaba “sus bases populares”. Los sectores cercanos a Yu Rim querían salir a dar batalla al estalinismo para prever contingencias a futuro.#_ftn17 Los guerrilleros alineados al comandante Kim Jwa-Jin sostenían que la disputa con el marxismo se iba a dar una vez dada la independencia.
El 24 de enero de 1930 cuando Kim Jwa-jin –ya de 41 años- ayudaba a reparar un molino de arroz, según dicen financiado por los anarquistas, un militante estalinista de la Juventud del PC Coreano lo asesinó a sangre fría. Luego del asesinato de Kim, la FACK empezó a destinar a todos sus militantes repartidos en Corea, China y Japón a concentrarse en la zona de la Comuna. Lo mismo ocurrió con todos los recursos.
A partir de ese momento simultáneamente las tropas japonesas empezaron a atacar de manera sistemática desde el frente sur y las tropas estalinistas apoyadas por la URSS y el PC Chino (antes aliado de la FACK) desde el frente norte.
Hacia 1931 los estalinistas comenzaron a enviar infiltrados para asesinar a los referentes de la FACK. A mediados de ese año matan a Kim Jong-jin, ideólogo de la Comuna y referente de la FACK. Los comunistas creían que asesinando a los referentes anarquistas (según ellos dirigentes) la comuna no tardaría en caer.
El ejército comunista a pesar de haber llevado a cabo los asesinatos selectivos perdió terreno frente a las tropas japonesas hacia fines de 1932. Para fines de ese año el imperio japonés había tomado el control de toda Manchuria, convirtiéndola en un Estado títere imponiéndole al viejo emperador Puyi como gobernante.
Luego de la caída definitiva de los últimos poblados de la Comuna en 1932, numerosos militantes tuvieron que huir de la persecución que había de parte del ejército japonés pero también de los bolcheviques. Baek Jeong-gi permaneció en la clandestinidad organizando los “Cuerpos de Independencia de Izquierda” hasta que fue detenido y encarcelado por las tropas imperiales en la prisión de Nagasaki donde moriría de neumonía crónica hacia 1934.
Yu Rim, aquel referente de la juventud anarquista, fue encarcelado por 5 años y luego exiliado en China. Posteriormente volvería a dar pelea durante la dictadura nacionalista de Corea del Sur.
El resto de la militancia de la FACK fue perseguida cuando no aniquilada por toda la península.
La misma zona donde existió durante tres años la Comuna de Shinmin recibió la migración de empresarios japoneses que instauraron un desarrollo comercial, minero e industrial.
La población sobreviviente a las masacres del ejército japonés y los estalinistas comenzó a vivir un régimen de esclavitud, desnutrición y hostigamiento. Inclusive se llegó a denunciar que las empresas japonesas asentadas en el lugar fusilaban a los obreros que se encontraban enfermos para evitar gastos en salud.
No será sino hasta 1945 que el anarquismo coreano verá renacer de las cenizas un cúmulo organizativo en Seúl a través de la fundación de la Federación por la Construcción de una Sociedad Libre que promovía el control obrero de las fábricas.
Las huellas que ha dejado esta experiencia de revolución social al norte de Corea no cierran un capítulo de la historia del anarquismo en el sudeste asiático, sino más bien abren interrogantes acerca de los logros producidos durante el proceso de colectivización rural con una participación de 2 millones de pobladores. Si bien la experiencia duró aproximadamente treinta meses y se desarrolló en un área comparable a la Provincia de Misiones (Argentina) creemos que son validos los intentos por recrear hechos tan poco conocidos y difundidos por la cultura y la información occidental. Menos que menos si se trata de impulso anarquista.
Durante la investigación -aún abierta- se vienen haciendo intentos de profundizar la comunicación y el intercambio de archivos y datos con diferentes entidades y personas en la actualidad que han trabajado sobre el tema. Una barrera representa claramente la lejanía geográfica, idiomática, cultural y temporal a la hora de intentar conocer balances contemporáneos hechos por el anarquismo del sudeste asiático. Solo sabemos que uno de los últimos hitos de la historia del anarquismo coreano ha sido la reconstrucción en la década de los 80´ de la federación Anarquista en la parte sur de la península.
Las corrientes historiográficas de oriente al igual que las de occidente –tanto marxistas como nacionalistas o liberales- han borrado o soslayado las experiencias históricas críticas y antagónicas a la conformación de los Estados nacionales y las construcciones de ciudadanía y nacionalidad requeridas por los sectores del poder hegemónico vigentes hoy en día. No obstante la lucha encarada por los anarquistas hoy, no solo debemos contraponer un proyecto libertario como alternativa al sistema de dominio sino también recuperar del olvido procesos y proyectos emancipatorios propios en donde se proponían cambios sociales sin atajos ni cascaras vacías de libertad. La sociedad igualitaria que proponía la FACK y que fue plasmada por la AACM no llegó a prosperar fruto de su incapacidad por defenderla a mediano plazo. Seguramente no se hubiera podido frenar militarmente el avance de un imperio en expansión política y económica, tomando en cuenta que sólo la Segunda Guerra Mundial fraticida -y luego de 10 años- pudo hacerlo hasta cierto punto. Sin embargo la experiencia de esta revolución libertaria a la coreana queda en el bagaje de la historia de nuestra clase y debe ser conocida y debatida, y obviamente profundizada. Los cortos 20 años de revoluciones de impulso libertario (1917-1936), sus de alcances, aciertos y fracasos, deben servirnos hoy de guía e inspiración a la hora de activar, reflexionar y poner en marcha un cambio social que definitivamente logre poner en funcionamiento una sociedad sin jerarquías. En ese camino creemos estar al igual que nuestros viejos compañeros de la FACK.
El 24 de enero de 1930 cuando Kim Jwa-jin –ya de 41 años- ayudaba a reparar un molino de arroz, según dicen financiado por los anarquistas, un militante estalinista de la Juventud del PC Coreano lo asesinó a sangre fría. Luego del asesinato de Kim, la FACK empezó a destinar a todos sus militantes repartidos en Corea, China y Japón a concentrarse en la zona de la Comuna. Lo mismo ocurrió con todos los recursos.
A partir de ese momento simultáneamente las tropas japonesas empezaron a atacar de manera sistemática desde el frente sur y las tropas estalinistas apoyadas por la URSS y el PC Chino (antes aliado de la FACK) desde el frente norte.
Hacia 1931 los estalinistas comenzaron a enviar infiltrados para asesinar a los referentes de la FACK. A mediados de ese año matan a Kim Jong-jin, ideólogo de la Comuna y referente de la FACK. Los comunistas creían que asesinando a los referentes anarquistas (según ellos dirigentes) la comuna no tardaría en caer.
El ejército comunista a pesar de haber llevado a cabo los asesinatos selectivos perdió terreno frente a las tropas japonesas hacia fines de 1932. Para fines de ese año el imperio japonés había tomado el control de toda Manchuria, convirtiéndola en un Estado títere imponiéndole al viejo emperador Puyi como gobernante.
Luego de la caída definitiva de los últimos poblados de la Comuna en 1932, numerosos militantes tuvieron que huir de la persecución que había de parte del ejército japonés pero también de los bolcheviques. Baek Jeong-gi permaneció en la clandestinidad organizando los “Cuerpos de Independencia de Izquierda” hasta que fue detenido y encarcelado por las tropas imperiales en la prisión de Nagasaki donde moriría de neumonía crónica hacia 1934.
Yu Rim, aquel referente de la juventud anarquista, fue encarcelado por 5 años y luego exiliado en China. Posteriormente volvería a dar pelea durante la dictadura nacionalista de Corea del Sur.
El resto de la militancia de la FACK fue perseguida cuando no aniquilada por toda la península.
La misma zona donde existió durante tres años la Comuna de Shinmin recibió la migración de empresarios japoneses que instauraron un desarrollo comercial, minero e industrial.
La población sobreviviente a las masacres del ejército japonés y los estalinistas comenzó a vivir un régimen de esclavitud, desnutrición y hostigamiento. Inclusive se llegó a denunciar que las empresas japonesas asentadas en el lugar fusilaban a los obreros que se encontraban enfermos para evitar gastos en salud.
No será sino hasta 1945 que el anarquismo coreano verá renacer de las cenizas un cúmulo organizativo en Seúl a través de la fundación de la Federación por la Construcción de una Sociedad Libre que promovía el control obrero de las fábricas.
Las huellas que ha dejado esta experiencia de revolución social al norte de Corea no cierran un capítulo de la historia del anarquismo en el sudeste asiático, sino más bien abren interrogantes acerca de los logros producidos durante el proceso de colectivización rural con una participación de 2 millones de pobladores. Si bien la experiencia duró aproximadamente treinta meses y se desarrolló en un área comparable a la Provincia de Misiones (Argentina) creemos que son validos los intentos por recrear hechos tan poco conocidos y difundidos por la cultura y la información occidental. Menos que menos si se trata de impulso anarquista.
Durante la investigación -aún abierta- se vienen haciendo intentos de profundizar la comunicación y el intercambio de archivos y datos con diferentes entidades y personas en la actualidad que han trabajado sobre el tema. Una barrera representa claramente la lejanía geográfica, idiomática, cultural y temporal a la hora de intentar conocer balances contemporáneos hechos por el anarquismo del sudeste asiático. Solo sabemos que uno de los últimos hitos de la historia del anarquismo coreano ha sido la reconstrucción en la década de los 80´ de la federación Anarquista en la parte sur de la península.
Las corrientes historiográficas de oriente al igual que las de occidente –tanto marxistas como nacionalistas o liberales- han borrado o soslayado las experiencias históricas críticas y antagónicas a la conformación de los Estados nacionales y las construcciones de ciudadanía y nacionalidad requeridas por los sectores del poder hegemónico vigentes hoy en día. No obstante la lucha encarada por los anarquistas hoy, no solo debemos contraponer un proyecto libertario como alternativa al sistema de dominio sino también recuperar del olvido procesos y proyectos emancipatorios propios en donde se proponían cambios sociales sin atajos ni cascaras vacías de libertad. La sociedad igualitaria que proponía la FACK y que fue plasmada por la AACM no llegó a prosperar fruto de su incapacidad por defenderla a mediano plazo. Seguramente no se hubiera podido frenar militarmente el avance de un imperio en expansión política y económica, tomando en cuenta que sólo la Segunda Guerra Mundial fraticida -y luego de 10 años- pudo hacerlo hasta cierto punto. Sin embargo la experiencia de esta revolución libertaria a la coreana queda en el bagaje de la historia de nuestra clase y debe ser conocida y debatida, y obviamente profundizada. Los cortos 20 años de revoluciones de impulso libertario (1917-1936), sus de alcances, aciertos y fracasos, deben servirnos hoy de guía e inspiración a la hora de activar, reflexionar y poner en marcha un cambio social que definitivamente logre poner en funcionamiento una sociedad sin jerarquías. En ese camino creemos estar al igual que nuestros viejos compañeros de la FACK.
Fuentes:
-https://es.wikipedia.org/wiki/Provincia_Libre_de_Shinmin
-http://www.anarkismo.net/article/23228
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