martes, 19 de enero de 2016

¿Qué es el Anarquismo Insurreccionalista?

 ¿Qué es el Anarquismo Insurreccionalista?

¿Qué es?

El anarquismo insurreccionalista es una teoría y práctica revolucionaria que emerge dentro de sectores anarquistas en las últimas décadas del siglo XX que pone énfasis en la necesidad del ataque hacia las infraestructura del Estado y el Capital como puesta en práctica de la rebelión y liberación del individuo. La insurrección implica desde formas diarias de comportamiento antisistémico hasta la insurrección de masas generalizada. Rechaza a la creación y participación en organizaciones formales permanentes y enfatiza la espontaneidad y el informalismo en la lucha que se manifiesta en grupos de afinidad.

El anarquismo insurreccionalista contemporáneo es heredero del antiorganizacionismo italiano y del ilegalismo francés de inicios del siglo XX. El concepto de propaganda por el hecho y la confrontación son las prácticas usuales del "anarquismo insurreccionalista" al afirmar que actuar de forma violenta contra los sistemas de dominación puede influir a otros para que decidan actuar contra lo que los oprime y, si se dan las circunstancias, este efecto puede llegar a desembocar inclusive en una insurrección generalizada. Tal reacción en cadena de la desobediencia y la rebelión no necesitaría de entidades o proyectos políticos que la organicen para poder enfrentarse a sus enemigos, a los que señala como más violentos que ellos.
Origen

Esta tendencia surge teóricamente en Italia de los años 1980s, inspirada en las experiencias subversivas de la década anterior (1970s) en que se vivió un clima de densa agitación política. Su principal figura es Alfredo M. Bonanno. Algunos de sus partidarios ven un precedente a sus ideas en los actos violentos de algunos anarquistas de los albores del siglo XX, a través de la propaganda por el hecho o de la expropiación individual.

El anarquismo insurreccionalista presenta algunas influencias individualistas, aunque también puede ser considerado como parte del anarquismo post-izquierda. Conciben las relaciones individuales sobre la base de grupos de afinidad, que no sacrifiquen la autonomía individual, autodefiniéndose como “un movimiento colectivo de realización individual”. Otros autores insurreccionalistas son Wolfi Landstreicher, Constantino Cavalleri, Gustavo Rodríguez y Killing King Abacus. El individualismo insurreccionalista reciente ha recibido influencias de la crítica posmoderna a la modernidad; a su vez, realiza una crítica a las organizaciones permanentes en el anarquismo clásico y el anarcosindicalismo.
El insurreccionalismo se ha desarrollado principalmente en Italia, España, Grecia y Estados Unidos, y ha adquirido cierta notoriedad por algunas acciones directas violentas en Europa y América, y por la participación disruptiva en el movimiento antiglobalización.

En líneas generales, el Anarquismo Insurreccionalista (AI) se diferencia de otras posturas en términos de organización y acción, y no tanto en términos teóricos o filosóficos. La crítica a la organización formal y permanente, junto a la defensa de la acción directa (incluyendo la que cae en la ilegalidad de los distintos sistemas jurídicos que el capitalismo crea), serían los dos elementos más característicos del AI. Así pues, el AI aboga por la organización informal de afinidad frente al sindicato; el AI defiende el ataque directo (y violento cuando sea necesario) contra el capital, el Estado, la autoridad, y todos los símbolos de estos elementos.



Características

Para el AI cualquier momento es bueno para comenzar la revolución social. En tanto que vivamos en una sociedad autoritaria, explotadora, y alienante (como lo es la sociedad capitalista), existirán razones suficientes para empezar a movernos en busca de nuestra libertad. Las crisis pueden acelerar los procesos revolucionarios, pero las razones ya existen a día de hoy, haya crisis o no. ¿Por qué esperar para actuar? ¿Es que no hablamos en serio cuando decimos que necesitamos construir una sociedad mejor?

Lo anterior nos lleva a la continua búsqueda de la sociedad anarquista. Dado que nosotrxs, les explotades, somos las contradicciones vivientes del capitalismo, la lucha ha de ser diaria y en todos los aspectos de nuestras vidas. El AI promueve la constante crítica de la realidad en la que vivimos, lo que incluye superar todo aquello que es considerado como ‘bueno’ y como ‘malo.’ El anquilosamiento mental que produce la tradición y la inmovilidad es lo que el AI quiere dejar atrás. Haz las cosas por ti mismx, con quienes quieras, cómo quieras, y cuándo quieras. La revolución social no necesita de jueces que juzguen la moralidad de tus acciones ni el momento adecuado para empezar a buscar tu libertad.

Frente a la organización formal permanente, el AI propone la organización informal de afinidad. Los grupos de afinidad son por naturaleza flexibles, cercanos, y orientados exclusivamente a la acción. La asociación de individualidades con experiencias de explotación similares facilita la creación de marcos de acción que van desde la defensa de unos intereses (una plaza en un barrio popular) hasta al ataque directo (expropiación de un banco). El grupo informal de afinidad, al estar basado en lazos humanos de carácter íntimo, proporciona mayor seguridad a las personas que lo componen. La solidaridad y la confianza dentro de este tipo de grupos potencia el apoyo mutuo que permite llevar la lucha a niveles de mayor compromiso. De esta manera, para el AI el grupo es un “caldo de cultivo” que potencia el desarrollo individual, el cual es únicamente posible mediante la cooperación con otras personas. Cuando el grupo deja de ser un catalizador para la acción o para el desarrollo crítico de la individualidad, desaparece (sus componentes se disuelven y forman otros grupos). Mejor cambiar de gente y seguir avanzando la lucha, que anquilosarse en estructuras formales que idolatran la falsa “armonía” de las relaciones humanas.

Por otro lado, el AI no solamente trata de quemar coches patrulla, lanzar cócteles molotov, o expropiar bancos.  El AI no pretende idolatrar al ilegalismo ni convertir a les insurreccionaries en héroes o mártires. El ilegalismo es un medio más que ha de ser empleado según el contexto y según la valoración de cada grupo de afinidad (o individuo). Es por ello que el AI no defiende estar en la ilegalidad continuamente, pues todes nos vemos forzades a ser cómplices del capitalismo en algún punto de nuestras vidas. No obstante, el AI tiene presente que la ilegalidad y el ataque a los mecanismos del poder son dos medios siempre al alcance de nuestras manos.

Las insurrecciones son simplemente modestos intentos para llegar a la revolución social. Para el AI la revolución social es una meta constante. Sin embargo, no deifica la revolución ni la considera una utopía lejana. Para el AI la revolución social es algo concreto, y es por ello que podemos avanzar hacia ésta en todo momento. La insurrección diaria es la materialización de esta consciencia, por modesta y pequeña que sea. Sabotajes, pequeñas expropiaciones, difusión de zines, arte callejero… la insurrección está en todas partes y puede manifestarse de muchas maneras, pues la insurrección es la ruptura con la normalidad que nos ahoga. Solamente si rompemos con la alienante normalidad de nuestras vidas cotidianas podremos llegar a la revolución social. La importancia de las insurrecciones radica en su naturaleza “vírica.” Al ser acciones pequeñas, éstas son fácilmente replicables, y la replicación conlleva aprendizaje y mejora.



Las ideas del insurreccionalismo

Es probablemente de utilidad el aclarar ciertos mitos sobre el insurreccionalismo desde el comienzo. El insurreccionalismo no se limita a la lucha armada, pese a que pueda incluir la lucha armada, y la mayoría de los insurreccionalistas son bastante críticos del elitismo de las vanguardias armadas. Ni tampoco quiere decir que están constantemente tratando de comenzar insurrecciones; la mayoría de los insurreccionalistas son los bastante inteligentes como para darse cuenta de que el programa máximo no es siempre posible, aún cuando estén siempre dispuestos a condenar a otros anarquistas por esperar.

El concepto de “ataque” está en el corazón de la ideología insurreccionalista, el cual se explica como sigue:

“El ataque es el rechazo de la mediación, de la pacificación, del sacrificio, de la acomodación, de tranzar en la lucha. Es mediante la acción y el aprendizaje para la acción, no mediante la propaganda, como abriremos el camino a la insurrección, pese a que el análisis y la discusión tengan un rol en la clarificación acerca del cómo actuar. Esperar sólo enseña a esperar; al actuar, se aprende a actuar”.

 La fuerza de una insurrección es social, no militar. La rebelión generalizada no se mide con los encuentros armados, sino que con el grado en que la economía se paraliza, los lugares de producción y distribución son tomados, la circulación gratuita que consume a todo cálculo... Ningún grupo guerrillero, sin importar cuán efectivo sea, puede reemplazar a este movimiento grandioso de destrucción y transformación.

La noción insurreccionalista del ataque no se basa en una vanguardia que logre la liberación para la clase obrera. En cambio, están claros de que “a lo que el sistema teme, no es tanto a estos actos de sabotaje en sí, sino que a que se propaguen socialmente”. En otras palabras, las acciones directas de pequeños grupos sólo pueden ser exitosas si son asumidas por la clase obrera. Esta es una manera más útil de discutir la acción directa que el debate más convencional de la izquierda que polariza en dos extremos, “grupos de acción directa”, que ven a sus acciones como objetivos en sí mismas, versus organizaciones revolucionarias que rechazan pasar de la propaganda para la acción de masas.



Fuentes:



- http://www.anarkismo.net/article/4324


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